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había alcanzado el nivel noventa y nueve y me sentía prácticamente

invencible.

Tal vez sólo pretendiera impresionar a Art3mis mostrándome invencible.

Si era así, creo que lo estaba consiguiendo.

Todavía disfrazábamos a nuestros avatares antes de salir, porque

sabíamos que si Parzival y Art3mis empezaban a exhibirse juntos en lugares

públicos, la prensa sensacionalista no nos dejaría en paz. Pero hubo una

excepción. Una noche, ella me llevó a ver Rocky Horror Picture Show en una

sala de cine más grande que un estadio, en el planeta Transexual, en Oasis,

donde la proyección de la película llevaba más tiempo en cartel que

cualquier otra y era seguida por más gente. Cada pase era seguido por miles

de avatares que se sentaban en las gradas y se divertían participando e

interviniendo en la acción con el resto del público. Por lo general sólo los

miembros más antiguos del club de fans de Rocky Horror podían salir al

escenario y representar las acciones de la película frente a la pantalla

gigante, después de superar un casting durísimo. Pero Art3mis se aprovechó

de su fama para mover algunos hilos y, finalmente, nos permitieron unirnos

al reparto en el pase de esa noche. En aquel planeta no estaban autorizados

los combates PvP, por lo que no me preocupaba que los sixers me tendieran

una emboscada. Lo que sí experimenté, apenas empezó el espectáculo, fue

un caso agudo de pánico escénico.

Art3mis interpretó a la perfección su papel de Columbia y yo tuve el

honor de hacer de Eddie, su zombi enamorado. Había modificado la

apariencia de mi avatar para que fuera idéntico al del papel de Meat Loaf,

pero mi actuación y mis playbacks fueron un desastre. Por suerte, el público

me lo perdonaba todo, porque yo era el famoso gunter Parzival y era

evidente que lo estaba pasando en grande.

Aquella noche fue, sin comparación, la mejor de mi vida hasta ese

momento. Se lo dije más tarde a Art3mis y entonces ella se inclinó hacia mí

y me besó por primera vez. Yo no sentí el beso, claro. Y, sin embargo, el

corazón me latió con mucha fuerza.

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