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cuidando de no impactar contra otros vehículos espaciales.

Megadon estaba plantada en lo alto de una meseta rocosa, al borde de un

inmenso precipicio. La ciudad parecía en ruinas. Su gigantesca cúpula

transparente estaba llena de grietas y parecía a punto de derrumbarse. Lo

cierto es que pude entrar en la ciudad colándome por la mayor de aquellas

grietas, situada en la base.

La ciudad de Megadon me recordaba a la cubierta de un libro de ciencia

ficción de los cincuenta en la que se representaban los restos de una

civilización que, en otro tiempo, había sido tecnológicamente muy avanzada.

En el centro mismo de la ciudad encontré un templo en forma de obelisco,

de muros grises erosionados por el viento. La estrella roja, de tamaño

gigante, de la Federación Solar, aparecía grabada sobre la entrada.

Me encontraba frente al Templo de Syrinx.

No estaba protegido por ningún campo de fuerza, ni rodeado por ningún

destacamento de sixers. No había ni un alma a la vista.

Saqué las armas y franqueé la entrada al templo.

En su interior, inmensos ordenadores con forma de obelisco se alineaban

a lo largo de las paredes y llenaban aquella especie de catedral. Avancé entre

ellos, aturdido por el zumbido grave de las máquinas, hasta llegar al centro

del santuario.

Allí encontré un altar de piedra elevado, con la estrella de cinco puntas

grabada en su superficie. Al dar un paso más en dirección a ese altar, el

zumbido de los ordenadores cesó y la cámara quedó sumida en el silencio.

Por lo que empezaba a comprender, la idea era que debía depositar algo

en el altar, una ofrenda al Templo de Syrinx. Pero ¿qué clase de ofrenda?

El robot Leopardon de treinta centímetros no me parecía adecuado. De

todos modos lo coloqué sobre el altar, pero no ocurrió nada. Volví a

guardarlo en mi inventario, y permanecí allí de pie unos instantes, pensando.

Y entonces me vino a la mente algo que formaba parte de los textos de la

carátula de 2112. La abrí y los revisé una vez más. Allí estaba mi respuesta,

en el texto que precedía a la tercera parte, «Discovery»:

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