02.08.2021 Views

ready-player-one-ernest-cline

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

techo del club, junto a la parte superior del globo. Y un pequeño ejército de

sixers se colaba por él e irrumpía en el local desplazándose gracias a unas

mochilas a propulsión y disparando rayos sin parar.

Un caos absoluto se apoderó de todo. La mitad de los avatares del club se

agolpaba junto a la salida, mientras la otra mitad sacaba sus armas y

pronunciaba encantamientos, disparaba rayos láser, balas y bolas de fuego

para repeler a los sixers invasores, que eran más de cien e iban armados

hasta los dientes.

Yo no daba crédito a la imprudencia de aquellos sixers. ¿Cómo podían

ser tan tontos de atacar una sala llena de gunters de alto nivel en su terreno?

Sí, tal vez consiguieran matar a algunos de nosotros, pero a costa de morir

todos. ¿Y para qué?

Pero entonces me di cuenta de que la mayoría de los disparos de los

sixers iban dirigidos a Art3mis y a mí. Habían venido a liquidarnos.

La noticia de que estábamos allí ya debía de haber llegado a los medios

de comunicación. Y cuando Sorrento había sabido que los dos gunters con

mayor puntuación de La Tabla habían salido a una zona PvP desprotegida,

seguramente había decidido que la ocasión era demasiado buena para

desaprovecharla. Era una gran oportunidad para matar a sus dos mayores

competidores de un tiro. Merecía la pena, aunque implicara perder a un

centenar de sus avatares del mayor nivel.

Yo sabía que había sido mi propia imprudencia la que los había llevado

hasta allí. Me maldije por ser tan tonto. Y después extraje mis armas de

rayos y empecé a descargarlas sobre el racimo de sixers que tenía más cerca,

al tiempo que intentaba esquivar el fuego enemigo. Miré de reojo a Art3mis

y vi que acababa de carbonizar a una docena de sixers en apenas cinco

segundos, gracias a unas bolas de plasma azul que se sacaba de las manos,

sin inmutarse siquiera ante el chorro constante de rayos láser y misiles

mágicos que rebotaban en su escudo corporal transparente. A mí también me

disparaban sin piedad. Por el momento mi escudo resistía, pero no por

mucho más tiempo.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!