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lo que empezaba a pasarme factura.

Sin embargo, a partir del momento en que las luces de mi unidad

habitacional se apagaban, sentía que la energía se apoderaba de mí y me

desvelaba por completo. Mi cansancio parecía esfumarse cuando empezaba a

navegar por los menús de la consola de entretenimiento, que me había

aprendido de memoria, cuando mis dedos volaban rápidamente sobre la

pantalla táctil.

Hacía siete meses, más o menos, había obtenido una serie de contraseñas

de la intranet de IOI, a través de L33t HaxOrz Warezhaus, el mismo sitio

ilegal de subasta de datos donde había conseguido la información necesaria

para crearme una nueva identidad. Yo estaba siempre pendiente de lo que

ofrecían aquellas páginas de datos del mercado negro, porque nunca se sabía

lo que podían subastar. Información sobre fallos en la seguridad del servidor

de Oasis; trampas para sacar dinero de los cajeros automáticos; vídeos de

contenido sexual robados a famosos. Lo que fuera. Llevaba ya un tiempo

revisando los listados de las subastas de Warezhaus cuando una,

concretamente, me llamó la atención: Contraseñas de la Intranet de IOI,

Puertas Traseras y Fallos de Seguridad del Sistema. El vendedor aseguraba

que ofrecía información clasificada sobre la arquitectura de la red interna de

IOI, además de una serie de códigos de acceso administrativo y de

información sobre fallos del sistema de protección, capaces de otorgar a

quien los aprovechara «carta blanca para acceder a la red informática de la

empresa».

De no haber aparecido en una página tan seria y prestigiosa, yo habría

dado por sentado que se trataba de productos falsos. El vendedor anónimo

aseguraba ser un exprogramador de IOI, además de uno de los principales

artífices de la red de la empresa. Seguramente se trataba de un «chaquetero»

—un programador que, intencionadamente, creaba puertas traseras y fallos

de seguridad en los sistemas que diseñaba, para poder venderlos luego en el

mercado negro. De ese modo cobraba dos veces por el mismo trabajo y

acallaba el sentimiento de culpa que pudiera albergar por trabajar para una

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