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pelea cuerpo a cuerpo donde las figuras, formadas por bloques poligonales,

se daban palizas en grandes monitores planos. Juegos de disparos que

precisaban de unas pistolas hápticas ligeras y muy rudimentarias. Juegos de

baile. Cuando llegabas al nivel siguiente, todos los juegos parecían

idénticos. Se alojaban en una caja de madera rectangular que contenía un

tubo catódico con una serie de mandos primitivos instalados delante. Para

jugar con ellos debías usar las manos y los ojos (y en ocasiones los pies). No

había nada háptico. Con aquellos juegos no sentías nada a través del tacto. Y

cuando más descendías, más rudimentarios se volvían los diseños.

El nivel inferior del museo, ubicado en el centro del planeta, estaba

ocupado por una sala esférica, un santuario dedicado al primer videojuego

que se creó, Tennis for Two , inventado por William Higinbotham en 1958.

Funcionaba con un antiquísimo ordenador analógico y se jugaba en una

diminuta pantalla osciloscópica de unos doce centímetros de diámetro. Junto

a él estaba la réplica de un viejo ordenador PDP-1 en el que había activada

una copia de Spacewar!, el segundo videojuego de la historia, ideado por un

grupo de alumnos del MIT en 1962.

Como casi todos los gunters, yo había visitado Archaide en varias

ocasiones. Había estado en su núcleo y había jugado tanto a Tennis for Two

como a Spacewar!, hasta dominarlos. Después había recorrido los muchos

niveles del museo, jugando a los juegos y buscando pistas que Halliday

pudiera haber dejado en él. Pero nunca había encontrado nada.

Seguí avanzando a la carrera, descendiendo cada vez más, hasta alcanzar

el Museo de Gregarious Simulation Systems, situado unos niveles por

encima del núcleo del planeta. Tampoco era la primera vez que lo visitaba,

por lo que sabía por dónde moverme. Había exposiciones dedicadas a los

juegos más populares de GSS, entre ellos varias series de títulos que

originalmente se habían comercializado para ordenadores personales y

consolas. No tardé mucho en encontrar la exposición en la que se exhibían

los cinco trofeos al Mejor Diseñador de Juegos del Año ganados por

Halliday, junto a una estatua de bronce del propio galardonado.

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