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caravana, al ser de las de doble anchura, no era de las peores y había espacio

de sobra para todos.

Saqué el portátil y lo conecté. Era una de aquellas bestias pesadas y

voluminosas de casi diez años de antigüedad. Lo había encontrado en un

vertedero, detrás de un centro comercial abandonado, al otro lado de la

autopista. Conseguí devolverlo a la vida cambiándole la memoria y

recargando aquel sistema operativo de la Edad de Piedra. El procesador era

más lento que un perezoso, pero para lo que yo lo necesitaba tenía más que

suficiente. Me servía de biblioteca móvil para realizar mis búsquedas, de

máquina de videojuegos arcade y de pantalla de cine. El disco duro estaba

lleno de libros viejos, películas, episodios de programas de televisión,

archivos de canciones y casi todos los videojuegos creados durante el siglo

XX.

Inicié el emulador y seleccioné el juego Robotron 2084, uno de mis

eternos favoritos. Siempre me había encantado su ritmo frenético y

simplicidad brutal. Robotron sólo tenía que ver con el instinto y los reflejos.

Jugar con los videojuegos antiguos me venía muy bien para aclarar la mente

y relajarme. Si me sentía deprimido, impotente ante mi mala suerte en la

vida, lo único que debía hacer era darle al botón de Player One y mis

preocupaciones desaparecían al momento, al tiempo que mi mente se

concentraba en la matanza incesante y pixelada que tenía lugar en la

pantalla, delante de mí. Allí, en el interior de aquel universo bidimensional

del juego, la vida era muy simple: «Eres tú contra la máquina. Muévete con

la mano izquierda. Dispara con la derecha e intenta seguir vivo todo el

tiempo que puedas.»

Pasé varias horas disparando a las sucesivas oleadas de Brains,

Spheroids, Quarks y Hulks en mi batalla sin fin para ¡Salvar a la Última

Familia Humana! Pero entonces empecé a notar rampas en los dedos y a

perder el ritmo. Cuando aquello me sucedía en ese nivel, las cosas se

deterioraban deprisa: acababa con todas las vidas que me quedaban en

cuestión de minutos. Y entonces, en la pantalla, aparecían las dos palabras

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