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166 CAPÍTULO 7 Mercados globales en acción
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Salvaguarda los empleos.
Permite competir con mano de obra extranjera barata.
Penaliza las normas ambientales laxas.
Impide a los países ricos explotar a los países en
desarrollo.
Salvaguarda empleos
En primer lugar, el libre comercio sí cuesta algunos empleos,
pero también crea otros. Produce una racionalización
global del trabajo y asigna recursos laborales a sus
actividades de mayor valor. Debido al comercio internacional
en textiles, decenas de miles de trabajadores en
Estados Unidos han perdido sus empleos por el cierre de
fábricas de telas y de otras fábricas. Sin embargo, decenas
de miles de trabajadores de otros países han obtenido
empleos gracias a las fábricas textiles que han abierto ahí.
Además, decenas de miles de trabajadores estadounidenses
ahora tienen empleos mejor pagados que los trabajadores
textiles, debido a que otras industrias de exportación,
al expandirse, crearon nuevos empleos. Se crearon más
empleos que los que se perdieron.
Aunque la protección salvaguarda empleos particulares,
lo hace a un costo excesivo. Por ejemplo, hasta 2005, los
empleos textiles estaban protegidos en Estados Unidos por
un acuerdo internacional denominado Acuerdo Multifibras.
La Comisión de Comercio Internacional de Estados
Unidos (ITC, International Trade Commission) ha estimado
que, debido a las cuotas, existían 72 000 empleos en
textiles que sin la protección habrían desaparecido, y
que el gasto anual en ropa en Estados Unidos fue de
15 900 millones de dólares (o 160 dólares por familia),
mucho más alto de lo que sería con libre comercio.
De manera equivalente, la ITC estimó que cada empleo
textil salvado costó 221 000 dólares al año.
Las importaciones no sólo cuestan empleos, sino crean
empleos para los minoristas que venden bienes importados
y para las empresas que dan servicio a esos bienes.
También crean empleos al generar ingresos en el resto del
mundo, parte de los cuales se gastan en importaciones
de bienes y servicios fabricados en el país exportador.
Permite competir con mano de obra
extranjera barata
Con la eliminación de los aranceles en el comercio de Estados
Unidos con México, la gente pensó que se escucharía
un “ensordecedor ruido de aspiradora” cuando todos
los empleos se trasladaran hacia México de manera precipitada.
Veamos por qué está equivocado este punto de vista.
El costo laboral de una unidad de producción es
igual a la tasa salarial dividida entre la productividad
del trabajo. Por ejemplo, si un trabajador de la industria
automotriz en Estados Unidos gana 30 dólares la hora
y genera 15 unidades de producción por hora, el costo
laboral promedio de una unidad de producción es de
2 dólares. Si un trabajador de una planta de ensamble
mexicana gana 3 dólares la hora y genera una unidad
de producción por hora, el costo laboral promedio de
una unidad de producción es de 3 dólares. Siempre que
otras cosas permanezcan constantes, cuanto mayor sea
la productividad de un trabajador, más alta será su tasa
salarial. Los trabajadores con salarios altos tienen una
productividad alta; los trabajadores con salarios bajos
tienen una productividad baja.
Aunque los trabajadores estadounidenses con salarios
altos son más productivos, en promedio, que
los trabajadores mexicanos con salarios bajos, existen
diferencias entre las diversas industrias. El trabajo
en Estados Unidos es relativamente más productivo en
algunas actividades que en otras. Por ejemplo, la productividad
de los trabajadores estadounidenses en la
producción de películas, servicios financieros y chips
de computadora, es relativamente mayor que en la
producción de metales y algunas partes de maquinaria
estandarizadas. Las actividades en las que los trabajadores
de Estados Unidos son relativamente más
productivos que sus homólogos mexicanos son aquellas
en las que dicho país tiene una ventaja comparativa.
Al participar en el libre comercio aumentando la producción
y las exportaciones de bienes y servicios en los
que tiene una ventaja comparativa, y disminuyendo la
producción y aumentando las importaciones de bienes
y servicios en los que sus socios comerciales tienen una
ventaja comparativa, Estados Unidos puede mejorar
no sólo su propia situación, sino también la de los
ciudadanos de otros países.
Penaliza las normas ambientales laxas
Otro argumento a favor de la protección es que muchos
países pobres, como China y México, no tienen las
mismas políticas ambientales que los países ricos, y
como los países pobres están dispuestos a contaminar
mientras que los países ricos no, éstos no pueden
competir con los primeros si no hay aranceles. Así que,
si los países pobres desean mantener un libre comercio
con los países más ricos y “ecologistas”, deben cuidar
su medio ambiente al nivel de los estándares de los
países ricos.
Este argumento a favor de la protección es débil.
En primer lugar, un país pobre no puede darse el lujo
de preocuparse por su medio ambiente como un país
rico. En la actualidad, algunos de los peores niveles de
contaminación del aire y agua se encuentran en China,
México y los antiguos países comunistas de Europa
Oriental. No obstante, sólo hace algunas décadas,
Londres y Los Ángeles ocupaban los primeros sitios
de la clasificación de contaminación. La mayor esperanza
para que Beijing y la ciudad de México mejoren
la calidad del aire es que logren un rápido crecimiento
del ingreso a través del libre comercio. Al crecer sus
ingresos, los países en desarrollo tendrán los medios con
que hacer realidad sus deseos de mejorar el medio ambiente.
En segundo lugar, los países pobres poseen
una ventaja comparativa en la realización de labores
“contaminantes”, lo que les ayuda a aumentar su ingreso