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CHARLA

CON

David Card

Michael Parkin conversó con David Card acerca de

su trabajo y del progreso que los economistas han alcanzado

en la comprensión de cómo las políticas públicas

pueden influir sobre la distribución del ingreso y el bienestar

económico.

Profesor Card, ¿qué le atrajo de la economía?

Cuando ingresé a la universidad no tenía ninguna intención

de estudiar economía, más bien mi plan era especializarme

en física. Ayudaba a una amiga con su serie de

problemas y comencé a leer la sección del libro de texto

que trataba sobre la oferta y la demanda. Me impresionó

lo bien que el modelo parecía describir la paradoja de que

una cosecha extraordinaria pudiera ser perjudicial para

los agricultores. En los siguientes días leí casi todo el

libro. Al año siguiente me inscribí para especializarme

en economía.

David Card es profesor de economía de la clase de

1950 y director del Centro de Economía Laboral en

la Universidad de California en Berkeley, además

de investigador académico adjunto en la Oficina

Nacional de Investigación Económica.

El profesor Card nació en Canadá, obtuvo su

título universitario en la Universidad de Queens, con

sede en Kingston, Ontario, en 1977, y su doctorado

en la Universidad de Princeton en 1983. Ha recibido

muchas distinciones, la más notable de ellas

el Premio John Bates Clark de la Asociación Económica

Americana, otorgado al mejor economista

menor de 40 años.

Las investigaciones del profesor Card sobre

los mercados de trabajo y los efectos de las políticas

públicas sobre los ingresos, los empleos y la distribución

del ingreso han dado como resultado

alrededor de 150 artículos en varios libros. Su obra

más reciente (coeditada con Alan Auerbach y John

Quigley) tiene como título Poverty, the Distribution

of Income, and Public Policy (Nueva York, Russell

Sage Foundation, 2006). Un libro anterior (escrito

en coautoría con Alan B. Krueger), Myth and

Measurement: The New Economics of the Minimum

Wage (Princeton, NJ: Princeton University Press,

1995) atrajo mucha publicidad y desmintió una de

las creencias fundamentales sobre los efectos de los

salarios mínimos.

Casi todo su trabajo se fundamenta en datos. Usted es un

economista empírico. ¿Cómo realiza su trabajo, de dónde

obtiene sus datos y cómo los usa?

Los datos que uso provienen de diversas fuentes. He reunido

mis propios datos de encuestas; he transcrito otros

de fuentes históricas y publicaciones gubernamentales y

he usado archivos de datos computarizados que se basan

en registros de censos y encuestas de Estados Unidos,

Canadá, Gran Bretaña y otros países.

Un economista puede hacer tres cosas con la información.

La primera consiste en desarrollar estadísticas

simples usando preguntas básicas como: “¿cuántas familias

viven en pobreza?” Para ello, uno necesita entender

cómo se recabaron y procesaron los datos y cómo se

plantearon las preguntas. Por ejemplo, la tasa de pobreza

depende de la manera en que uno defina a la “familia”.

Si una madre soltera y su hijo viven con los padres de

ella, el ingreso tanto de la madre como de los abuelos

se cuenta como “ingreso familiar.”

La segunda cosa que los economistas hacen con los

datos es desarrollar comparaciones descriptivas. Por ejemplo,

he comparado las diferencias de salarios entre trabajadores

del sexo masculino y femenino. De nuevo, los detalles

son importantes. Por ejemplo, la diferencia salarial

entre trabajadores del sexo masculino y femenino es mucho

mayor cuando uno considera los ingresos anuales que

cuando los considera por hora, porque las mujeres trabajan

menos horas al año.

Una vez que establecemos algunos hechos simples,

comenzamos a buscar ideas sobre sus posibles explicaciones.

También podemos descartar muchas otras ideas.

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