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LECTURA ENTRE LÍNEAS

Un impuesto mal puesto

http://diario.elmercurio.cl

Chile, martes 26 de abril de 2005

Es importante analizar qué gravamen específico a los combustibles es el que resulta más cercano a lo ideal, dadas las distorsiones

que provoca. …

El impuesto específico sólo rige para las gasolinas: 6 Unidades Tributarias Mensuales (UTM) por m 3 (alrededor de 181 dólares

por litro), y 1.5 UTM por m 3 para el petróleo usado en el transporte (cerca de 45 dólares por litro), de modo que es

una forma de impuesto al uso de vehículos motorizados.

Se trata de un gravamen a bienes cuyo consumo genera externalidades negativas: contaminación y congestión. En otras palabras,

sin el impuesto el consumo de estos combustibles sería excesivo respecto de lo que se considera socialmente óptimo.

Pero, ¿quién asegura que las 6 UTM para las gasolinas y las 1.5 UTM para el diesel son los números óptimos? Jamás gobierno

alguno desde que se instauraron estos impuestos se tomó la molestia de hacer un cálculo económico (…). En el caso de las

gasolinas, el impuesto se aumentó desde las 3.6 UTM a las actuales 6 UTM entre 1999 y 2001, para compensar los recursos

fiscales que se fueron perdiendo por la reducción de los aranceles a las importaciones de 9 a 6 por ciento en ese lapso.

Es decir, sin relación alguna con las externalidades por el uso de las gasolinas..

Obviamente, lo más paradójico es que el impuesto a las gasolinas es cuatro veces el del diesel, cuando este último combustible

contamina muchísimo más. La explicación radica en que el diesel influye en el precio de la locomoción colectiva, de mayor

uso popular, por lo que la diferenciación del impuesto tiene una connotación redistributiva (igual que otros impuestos

en Chile) que termina agravando la externalidad asociada a la contaminación. …

PETRÓLEO-CHILE: Vaivén entre impuesto y subsidio

Por Daniela Estrada

http://ipsnoticias.net

Chile, 10 de diciembre de 2009

En 2008 el fisco chileno recaudó poco más de 1 000 millones de dólares por impuesto específico a los combustibles. Pero ese

mismo año el gobierno inyectó 700 millones de dólares a un fondo para sostener el precio de los derivados del petróleo y dejó

otros 500 millones disponibles por si el barril de crudo vuelve a subir.

Presionado por transportistas y automovilistas, en este país que es importador de petróleo, el gobierno decidió rebajar el tributo

y fortalecer el FEPCO (Fondo de Estabilización de Precios de Combustibles Derivados del Petróleo) con los ahorros

dejados por las exportaciones de cobre.

Así, en 2008 la recaudación del impuesto específico fue de alrededor de 1 071 millones de dólares, 27.5 por ciento menos

que en 2007, cuando alcanzó 1 368 millones de dólares, equivalentes a 5.2 por ciento de los ingresos tributarios y a 1 por

ciento del Producto Interno Bruto (PIB). Aunque las dos medidas recibieron críticas, tras la caída del precio del petróleo y

la irrupción de la crisis económica, el tema pareció quedar en el olvido.

Sin embargo, en enero algunos ecologistas alzaron la voz para denunciar lo que ven como doble discurso de las autoridades,

cuando se presentó el plan de acción nacional contra el cambio climático.

Bajando el impuesto e inyectando dinero al FEPCO, la presidenta Michelle Bachelet literalmente "facilitó la quema de combustibles

fósiles", dijo a IPS el portavoz de la organización no gubernamental Alianza por la Justicia Climática, Luis Mariano

Rendón (…).

El FEPCO entrega subsidios a los consumidores en forma de créditos cuando el valor del petróleo se encuentra por encima

de una banda referencial y cobra impuestos cuando está debajo de dicha franja.

El gobierno defiende el abono al FEPCO porque permitió rebajar el precio de los combustibles, especialmente las gasolinas

y el gas licuado (…).

Esencia del artículo

En Chile, el impuesto a los carburantes es para compensar

los recursos fiscales perdidos por la reducción

de los aranceles a las importaciones y no para reducir

o eliminar las externalidades por el uso de gasolina

y diesel.

El gobierno de Chile rebaja los impuestos y el FEPCO

(Fondo de Estabilización de Precios de Combustibles

Derivados del Petróleo) entrega subsidios en forma de

crédito, lo cual trae como consecuencia que la gente

consuma más gasolina.

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