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¿Y qué sugirió usted?
Mi principal sugerencia fue “hacer
crecer el pastel”. Mi investigación
sugirió que la porción que le
correspondía al 30 por ciento de la
economía en extrema pobreza no
parecía variar mucho con los
diferentes sistemas económicos y
políticos. Así que el crecimiento de la
economía parecía ser el componente
principal (aunque no el único) de
cualquier estrategia en contra de la pobreza. Para
complementar los efectos positivos del crecimiento
sobre los pobres, los planificadores indios se dedicaron
también a la educación, la salud, las reformas sociales y
las reformas agrarias. Además, el acceso de los grupos
de menor ingreso y en desventaja social al proceso de
crecimiento y a sus beneficios debía mejorarse en
muchas formas, como la extensión del crédito sin aval.
Hoy en día, esta estrategia no tiene rivales.
Una gran parte del trabajo empírico muestra que
donde ha habido crecimiento, la pobreza se ha
atenuado. ¡Es agradable saber que la participación
básica de uno en un tema de tanta importancia para
el bienestar de la humanidad haya surgido de la
experiencia!
Usted dejó la India en 1968 para establecerse en Estados
Unidos e iniciar un trabajo académico en el MIT.
¿Por qué?
Aun cuando la decisión para emigrar se deriva a
menudo de factores personales (como fue mi caso),
la oferta de impartir una cátedra en el
MIT ciertamente me ayudó a decidirme.
En esa época, el departamento
de economía era, sin duda, el más
famoso del mundo: irónicamente,
los mejores departamentos del MIT
no eran los de ingeniería y ciencias,
sino el de lingüística (que tenía a Noam Chomsky)
y el de economía (que tenía a Paul Samuelson). Unirme
al cuerpo docente fue un progreso importante: cada año
me sentí estimulado por diversos estudiantes fantásticos
y por algunos de los economistas más creativos del
mundo.
Oímos mucho en la prensa popular sobre el comercio justo y
sobre ámbitos de competencia parejos. ¿Cuál es la distinción
entre el libre comercio y el comercio justo? ¿Cómo puede el
ámbito de competencia ser inequitativo?
Mi principal sugerencia fue
“hacer crecer el pastel”...
Hoy en día, esta estrategia
no tiene rivales. Una gran
parte del trabajo empírico
muestra que donde ha habido
crecimiento, la pobreza se
ha atenuado.
El comercio justo... es casi
siempre una forma tramposa
de objetar el libre comercio.
El libre comercio simplemente
significa no permitir barreras
comerciales como aranceles, subsidios
y cuotas. Las barreras comerciales
hacen que los precios internos de los
bienes que se comercian sean diferentes
de sus precios mundiales. Cuando esto
sucede, los recursos no se están usando
de manera eficiente. La economía
básica de la época de Adam Smith
nos dice por qué el libre comercio es
bueno para nosotros y por qué las barreras al comercio
nos perjudican, aunque nuestra comprensión de esta
doctrina hoy tiene más matices y es más profunda de
lo que era cuando fue creada.
El comercio justo, por otro lado, es casi siempre
una forma tramposa de objetar el libre comercio. Si para
usted es difícil competir con sus rivales, con decir que
no puede superarlos difícilmente conseguirá algún tipo
de protección. Pero si en cambio afirma que su rival
es un comerciante “deshonesto”, ¡ése sí que es un argumento
persuasivo! Conforme la competencia internacional
se vuelve cada vez más feroz, se multiplican las
voces que claman contra el “comercio deshonesto”.
Los menos deshonestos entre los proteccionistas piden
un “comercio libre y justo”, mientras que los peores
piden un “comercio justo, jamás libre”.
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, se instauró el
Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT),
al que siguieron varias rondas de negociaciones comerciales
multilaterales y reducciones de las barreras comerciales.
¿Cómo evalúa usted la contribución del
GATT y de su sucesora, la Organización
Mundial de Comercio (OMC)?
El GATT ha hecho una contribución
enorme al supervisar la liberalización
comercial masiva de bienes industriales
entre los países desarrollados. Las reglas
del GATT, que “atan” los aranceles a límites negociados,
impiden el alza de aranceles y han evitado las guerras de
aranceles como las que ocurrieron en la década de 1930,
cuando se erigieron barreras arancelarias mutuas a
manera de represalia en perjuicio de todos.
Al final de las negociaciones comerciales de
la Ronda de Uruguay el GATT fue incorporado
a la OMC, la cual es institucionalmente más fuerte.
Por ejemplo, posee un mecanismo de arreglo de
disputas, en tanto que el GATT no contaba con ese
recurso. También tiene alcances más ambiciosos, ya que
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