Los tiempos del cuidado - Imserso
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LOS TIEMPOS DEL CUIDADO<br />
134<br />
A. EL HOGAR COMO LUGAR DE CUIDADO<br />
El hogar <strong>del</strong> siglo XXI es un espacio multifuncional en el que se desarrollan múltiples actividades, entre<br />
las que se cuentan el trabajo pagado, la enseñanza o la introducción de nuevas tecnologías (Yantzi,<br />
2005). Las nuevas tecnologías, por ejemplo, han convertido muchos hogares en un espacio de ocio<br />
complejo y variado, en el que se puede ver una película, un partido de fútbol o un concierto. El hogar<br />
familiar ha sido considerado un lugar privilegiado para los aprendizajes y prácticas de la ciudadanía<br />
(Morán, 2007), y su configuración y uso constituye un buen reflejo de la atribución social de derechos<br />
y deberes.<br />
El hogar es el espacio fundamental donde se desarrolla el <strong>cuidado</strong> informal. El espacio físico y la misma<br />
idea de hogar cambian profundamente cuando se convierten en lugar de <strong>cuidado</strong>. Éste obliga a<br />
reformular la función <strong>del</strong> hogar, a tomar decisiones sobre su reestructuración espacial, la compra de<br />
nuevos equipamientos y el establecimiento de una nueva organización entre sus miembros (Yantzi,<br />
2005). La atención a una persona dependiente supone profundas transformaciones tanto en el espacio<br />
físico (construcción de rampas, adaptación de puertas, accesorios en los baños, etc.) como en el<br />
modo de convivencia (cambio en el uso de los espacios, necesidad de compartir habitaciones, etc.).<br />
En muchos casos, los hogares incorporan, además de a la persona con discapacidad, a otros profesionales<br />
que desarrollan su trabajo en el mismo espacio. El hogar se convierte así en un lugar en el<br />
que converge el tiempo libre, el <strong>cuidado</strong> y el trabajo de diferentes personas, pertenecientes y ajenas al<br />
hogar.<br />
Una de las respuestas más habituales a la demanda de <strong>cuidado</strong> es la acogida en el propio hogar de la<br />
persona demandante (Domínguez Alcón, 1998). La corresidencia de <strong>cuidado</strong>r y receptor marcan decisivamente<br />
la relación de <strong>cuidado</strong> en todos sus aspectos (Chappel, 1991a). Para enfrentarse al <strong>cuidado</strong>, los<br />
residentes en el hogar toman decisiones sobre el uso y distribución <strong>del</strong> espacio, el tiempo y los recursos.<br />
La persona dependiente consume más tiempo, espacio y recursos <strong>del</strong> hogar, para lo que el resto de<br />
miembros han de adaptarse. Entre estos cambios están los que afectan al descanso: las personas <strong>del</strong><br />
hogar de acogida cambian frecuentemente su espacio de descanso para adaptarlo a las necesidades<br />
<strong>del</strong> receptor de <strong>cuidado</strong>s. Por ejemplo, las personas que cuidan a su cónyuge dependiente por ictus,<br />
habitualmente se ven obligadas a dormir en camas separadas por los problemas de movilidad o control<br />
de esfínteres <strong>del</strong> enfermo (Durán, 2005).<br />
En la negociación de los espacios <strong>del</strong> hogar se produce un conflicto ideológico entre el espacio común<br />
que corresponde a la familia como unidad y el espacio privado que corresponde a los miembros individuales<br />
(Yantzi, 2005). Como señala Durán (2005), las necesidades <strong>del</strong> enfermo pasan a un primer plano<br />
y se alteran las nociones de lo privado y lo público, lo conveniente y lo inconveniente. Las anteriores<br />
normas sociales, no obstante, perviven en forma de angustia o dudas.<br />
La corresidencia tiene aspectos positivos y negativos para la relación de <strong>cuidado</strong>. Según Call et al.<br />
(1995), entre aquellos que conviven juntos se desarrollan relaciones de <strong>cuidado</strong> menos problemáticas,<br />
ya que los <strong>cuidado</strong>res están más disponibles y no tienen que ajustar su rutina. Dwyer et al. (1994), por<br />
su parte, hallaron que la corresidencia posibilita la reciprocidad entre las madres con gran dependencia