Los tiempos del cuidado - Imserso
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LOS TIEMPOS DEL CUIDADO<br />
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Esta situación no constituiría un problema si el reparto <strong>del</strong> <strong>cuidado</strong> y de sus impactos (negativos y positivos)<br />
fuera equitativo y su asunción libre. <strong>Los</strong> resultados de esta investigación reflejan una distribución<br />
muy desigual de las responsabilidades <strong>del</strong> <strong>cuidado</strong> y de sus consecuencias negativas.<br />
En primer lugar, no todos los mayores reciben el <strong>cuidado</strong> que necesitan. Nuestros resultados indican<br />
que el 8% de los mayores que requieren <strong>cuidado</strong> no lo recibe, y que son más vulnerables a esta situación<br />
quienes viven solos, las mujeres y quienes tienen ingresos bajos. Entre los mayores dependientes, los<br />
hombres reciben más <strong>cuidado</strong> informal y menos <strong>cuidado</strong> formal que las mujeres, dando lugar a una<br />
experiencia vital muy diferente en los últimos años de vida. Se ha hallado también que los mayores que<br />
viven en zonas rurales reciben más <strong>cuidado</strong> informal y menos formal que quienes viven en zonas urbanas,<br />
una realidad cuyas causas hay que buscarlas en la diferente estructura demográfica, pero también<br />
en la oferta de servicios de <strong>cuidado</strong> en unas y otras zonas.<br />
En segundo lugar, no todos los grupos sociales participan <strong>del</strong> mismo modo en el <strong>cuidado</strong> informal.<br />
Suelen encargarse de esta actividad quienes se ocupan <strong>del</strong> resto de las actividades domésticas: los<br />
<strong>cuidado</strong>res asumen un promedio <strong>del</strong> 71% <strong>del</strong> total de trabajo no remunerado <strong>del</strong> hogar y suelen ser<br />
mujeres. Esta investigación revela que las mujeres <strong>cuidado</strong>ras reciben menos apoyo de otros familiares<br />
y de empleados de hogar que los hombres que cuidan. También tienen sensiblemente más probabilidades<br />
de cuidar los casados, quienes no están empleados, se sitúan en edades intermedias y disponen de<br />
una red de familiares reducida.<br />
El <strong>cuidado</strong> tiene importantes consecuencias en la vida cotidiana de los <strong>cuidado</strong>res informales. Éstos dedican<br />
como promedio 1,6 horas diarias a <strong>cuidado</strong>s físicos y 4,5 horas al resto de actividades domésticas<br />
no remuneradas, el doble <strong>del</strong> tiempo dedicado por la población general a estas actividades. El impacto<br />
<strong>del</strong> <strong>cuidado</strong> en el uso <strong>del</strong> tiempo es más intenso en el caso de las mujeres: las <strong>cuidado</strong>ras dedican más<br />
<strong>del</strong> doble a actividades domésticas que los <strong>cuidado</strong>res varones (5,4 y 2,5 horas diarias, respectivamente),<br />
y disponen de dos horas menos de tiempo libre diario. Entre quienes están ocupados, estar a cargo de<br />
un mayor dependiente implica, además de proveer <strong>cuidado</strong>s físicos, incrementar el tiempo dedicado a<br />
actividades domésticas un 50% y reducir un 27% el tiempo de trabajo, un 15% el tiempo libre y un 33%<br />
los desplazamientos fuera <strong>del</strong> hogar. Para muchos <strong>cuidado</strong>res, proveer <strong>cuidado</strong> implica permanecer<br />
confinados en el hogar durante casi todo el día: los <strong>cuidado</strong>res pasan 4,4 horas diarias fuera <strong>del</strong> hogar,<br />
tres horas menos que el resto de la población adulta. Estas transformaciones en el tiempo cotidiano van<br />
acompañadas de un incremento en la sensación de agobio y escasez temporal.<br />
En tercer lugar, los resultados de esta investigación indican que en el 36% de los casos la asunción <strong>del</strong><br />
<strong>cuidado</strong> informal no depende directamente de los <strong>cuidado</strong>res y sólo en el 5% es fruto de la voluntad de<br />
las personas dependientes. Las relaciones de poder en la familia y en la sociedad, basadas en la desigual<br />
distribución de recursos (tiempo y dinero, fundamentalmente) y en el anclaje de prejuicios respecto al<br />
género y las relaciones generacionales, están en el origen de este tipo de situaciones. Estas realidades<br />
ponen sobre la mesa la necesidad de definir con claridad los derechos y deberes de las personas dependientes<br />
y sus familiares, algo nada sencillo y que requiere conocer de manera precisa las implicaciones<br />
<strong>del</strong> <strong>cuidado</strong> en cada caso concreto.