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Cuentos para contar - Editorial 'El perro y la rana'

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Lo que pasa es que nuestros dirigentes se han empeñado en afianzar<br />

en nosotros, en los indios, en los negros y en los mestizos lo que se l<strong>la</strong>ma<br />

<strong>la</strong> pureza de <strong>la</strong> cultura con <strong>la</strong> finalidad de evitar cualquier intromisión<br />

extranjera en el devenir cultural del país.<br />

Estaba saliendo del período teutón, simi<strong>la</strong>r como los pintores que<br />

hab<strong>la</strong>n del período azul o del violeta, cuando surgió <strong>la</strong> época del desarrollo<br />

e industrialización de lo que algún intelectual l<strong>la</strong>mó “el excremento<br />

del diablo”.<br />

Entramos ahora a una nueva etapa que ha durado y permanecido<br />

tal como el imperio romano, pero igualmente estoy pre<strong>para</strong>do <strong>para</strong> <strong>la</strong><br />

próxima.<br />

A este período ya estoy adaptado, ya hemos dejado los galicismos y<br />

el germanismo, ahora me estoy acostumbrando al anglicismo. Ya no<br />

digo “mesié” sino “míster” y mucho menos madam, ahora digo “misia”.<br />

Es que desde que llegaron <strong>la</strong>s petroleras a mi país, <strong>la</strong>s cosas cambiaron<br />

por completo. Ya los jóvenes no juegan <strong>la</strong> gallinita ciega, ni el “gárgaro<br />

agachao”, ni “guataco” por <strong>la</strong>s orejas, ni “el escondido”; ahora juegan<br />

“béisbol” y “basquetbol” juegos que identifican el criollismo lúdicro, el<br />

cual que aprendimos de <strong>la</strong>s compañías. Organizamos nuestros equipos<br />

simi<strong>la</strong>res a como lo hacían los del Norte, por eso de que el Norte es una<br />

quimera.<br />

Aparecieron nuevos regímenes y nuestra sociedad no fue mezquina<br />

en eso de otorgarles títulos a los gobernantes, aún sin haber acudido<br />

a una universidad. Aparece en nuestra historia política uno que<br />

l<strong>la</strong>maban el “padre de <strong>la</strong> democracia” título éste que lo disputan varios<br />

ex presidentes, pero en fin, pertenece también al glosario criollo de <strong>la</strong>s<br />

designaciones, <strong>para</strong> honrar a los grandes hombres de <strong>la</strong> naciente democracia.<br />

Comenzaba el período gringo de nuestra idiosincrasia.<br />

Hubo una lucha de influencias extranjeras sobre el imberbe gobierno<br />

del pueblo y <strong>para</strong> el pueblo: los ingleses querían introducir al país<br />

sus juegos de jockey y fútbol, los germanos nos querían obligar a comer<br />

salchichas y los españoles no perdían <strong>la</strong>s esperanzas de que continuáramos<br />

siendo súbditos del caudillo español que representaba en <strong>la</strong> Tierra<br />

lo que Dios en el cielo. En fin, pudo más <strong>la</strong> influencia del Norte a través<br />

de <strong>la</strong>s compañías petroleras; preferimos el hotdog, <strong>la</strong> “coca co<strong>la</strong>” y el<br />

béisbol, con los que identificamos nuestra idiosincrasia. Por ello <strong>la</strong> formación<br />

de equipos de béisbol era un problema de identidad nacional.<br />

Nuestros teams, simi<strong>la</strong>r a los del septentrión, tenían nombre de<br />

JNNTJ<br />

Longevo americano

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