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Cuentos para contar - Editorial 'El perro y la rana'

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mundial de fútbol escucho en <strong>la</strong> avenida unos estruendos, bocinas, gritería.<br />

Al asomarme al balcón, mi estupor ante el estrépito llegó al<br />

máximo, cuando veo ondear sobre <strong>la</strong> ventana de los carros, no <strong>la</strong> bandera<br />

tricolor, ni <strong>la</strong> de rayas con estrel<strong>la</strong>s que me identifican con el ser<br />

venezo<strong>la</strong>no, sino que veo una verdiamaril<strong>la</strong> ondeando, tal como f<strong>la</strong>meó<br />

<strong>la</strong> bandera tricolor, en <strong>la</strong> época de <strong>la</strong> guerra libertadora. Conf<strong>la</strong>gración<br />

donde nuestro pendón despedía olor a pólvora y a sangre derramada<br />

por nuestros soldados, <strong>para</strong> que nos sintiéramos orgullosos de ser venezo<strong>la</strong>nos.<br />

De esa nueva orif<strong>la</strong>ma emanaba un olor a cerveza, ron, anís y a<br />

jolgorio, pero en ningún momento <strong>la</strong> identifiqué como los símbolos de<br />

<strong>la</strong> nacionalidad conocidos por mí.<br />

Después que pasó el estruendo, regresé a mi estudio <strong>para</strong> escuchar<br />

música criol<strong>la</strong>: “hip hop” y “reguetón”. Decidí retomar un nuevo entretenimiento:<br />

mientras jugaba “p<strong>la</strong>y station” recordé que debía comprar una<br />

botel<strong>la</strong> de “carpiriña” <strong>para</strong> degustar una buena “hamburguesa”, acompañado<br />

con un delicado “mouse de choco<strong>la</strong>te”. A continuación tomaría un<br />

“güayoyo bien caliente”. Finalmente, <strong>para</strong> acelerar <strong>la</strong> digestión, pa<strong>la</strong>dearé<br />

un delicioso “cuantreu on the rock” y luego, me iría a descansar en<br />

un chinchorro de moriche. De esta manera hago ga<strong>la</strong> de mi título “el<br />

longevo americano”, y de mi gran raigambre criol<strong>la</strong>.<br />

Como habrán leído los lectores mi capacidad de adaptación es<br />

grande y más aún en esta época, en <strong>la</strong> que sop<strong>la</strong>n aires globalizadores.<br />

Utilizaré mis poderes mentales <strong>para</strong> amoldarme a un nuevo período de<br />

mi vida y ello permitirá afianzar mucho más el sentimiento nacional del<br />

“longevo americano”.<br />

JNNVJ<br />

Longevo americano

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