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Cuentos para contar - Editorial 'El perro y la rana'

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Llegamos a <strong>la</strong> taquil<strong>la</strong> seis, es decir donde <strong>la</strong> señora cornuda, quien<br />

nos ofreció una adusta mirada. Quise preguntarle por su marido, pero<br />

María Alejandra al adivinar mi intención, dirigió una mirada que se<br />

traducía: “¡Cál<strong>la</strong>te!”.<br />

Entregamos los recibos y los revisó detenidamente. Nos informó,<br />

que nuestros documentos los podía entregar sin problemas.<br />

—¿Por qué no habían venido a buscarlos? Tienen tiempo en <strong>la</strong><br />

oficina.<br />

Nos sentíamos muy felices y queríamos que otras personas compartieran<br />

nuestra dicha y vengo yo y digo:<br />

—Es que contraíamos nupcias y nos fuimos de luna de miel.<br />

Maldita oración; <strong>la</strong> cornuda peló los ojos, quizás tenía una venganza<br />

con efecto retroactivo y no <strong>la</strong> había podido descargar con nadie.<br />

Dejó resba<strong>la</strong>r, como si nada, <strong>la</strong> siguiente frase:<br />

—Pero en sus documentos aparecen como solteros.<br />

Su sonrisa estaba ahí, como petrificada, como esculpida en piedra,<br />

su vindicta de cornuda tenía que descargar<strong>la</strong> sobre estos infelices. Le<br />

explicamos todo, le lloramos, le imploramos, María Alejandra le dijo<br />

que le haría <strong>la</strong> manicura y <strong>la</strong> pedicura todos los fines de semana. Yo por<br />

mi parte, le ofrecí que le trituraría <strong>la</strong>s verduras de los sancochos y le<br />

traería un cafecito cada vez que pasara por catastro, pero <strong>la</strong> cornuda<br />

permanecía en su actitud estoica, con esa sonrisa pétrea que no había<br />

forma de borrar.<br />

—El manual de procedimiento establece que no se pueden tramitar<br />

documentos donde los solicitantes coloquen datos falsos.<br />

En ese momento se le borró el garabato de <strong>la</strong> cara que simu<strong>la</strong>ba una<br />

gran alegría y continuó con marcado sarcasmo:<br />

—Cuando traigan <strong>la</strong> partida de matrimonio les entrego los documentos,<br />

buenos días.<br />

Cómo describo el sentimiento, nuestra actitud al recibir esta noticia.<br />

¿Qué podía decirle a <strong>la</strong> funcionaria cornuda y por su apego al manual de<br />

procedimiento? Permanecimos como unos estólidos, carentes de inteligencia,<br />

parecíamos un par de estúpidos <strong>para</strong>dos uno frente al otro<br />

mirándonos <strong>la</strong>s caras. Hasta que solté una carcajada y mi compañera me<br />

imitó. Parecíamos dos locos celebrando nada, porque sólo a ellos se les<br />

ocurre reírse de tan semejante estropicio.<br />

JOSNJ<br />

Catastro-fe

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