Cuentos para contar - Editorial 'El perro y la rana'
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<strong>la</strong>s crónicas sociales de todas <strong>la</strong>s revistas y diarios capitalinos y de <strong>la</strong> provincia.<br />
Para esa época Andrés Luciano ya hacía una carrera universitaria.<br />
Cierto día, que estaban juntos el senador y su hijo, y <strong>para</strong> demostrar<br />
—ante los concurrentes a una reunión— <strong>la</strong> precocidad de Andrés<br />
Luciano, su padre le pidió que, por favor, hiciera un comentario sobre<br />
el proyecto en el cual se encontraba trabajando, el cual le robaba parte<br />
de su precioso tiempo desde hacía varios años. En ese momento<br />
Andrés Luciano, quien se encontraba en un rincón apartado, guardó el<br />
lápiz y el cuaderno que tenía sobre <strong>la</strong>s piernas, colocándolo dentro del<br />
maletín que siempre llevaba con él, y entonces tomó <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra:<br />
—Creo que el desarrollo sociopolítico de los países del tercer mundo<br />
no ha dado muestra de presentar nuevas alternativas que logren<br />
sacarlos del proceso de subdesarrollo en que se encuentran.<br />
Los dirigentes veteranos comprendieron que estaban en presencia<br />
de un nuevo fenómeno político. Había que cultivar a ese muchacho<br />
<strong>para</strong> enfrentarlo en el futuro al mejor líder del otro partido, por lo<br />
menos durante tres períodos electorales; so<strong>la</strong>mente él les podía asegurar<br />
el triunfo en <strong>la</strong>s urnas. La sonrisa del padre era una muestra de<br />
orgullo y satisfacción; sólo atinó a levantarse <strong>la</strong>s elásticas que le sostenían<br />
unos calzones de te<strong>la</strong> importada. Yo, que estaba a su <strong>la</strong>do lo escuché<br />
susurrar:<br />
—Tenía que ser mi hijo.<br />
Los asistentes hicieron silencio, había que continuar escuchando al<br />
nuevo genio, <strong>la</strong> nueva voz, el único que podría orientar, en un futuro, al<br />
partido. Las frases del ungido no tardaron en salir de <strong>la</strong> boca de quien<br />
iba a refundar al país.<br />
—Es necesario que exista un acuerdo político entre <strong>la</strong>s diferentes<br />
potencias económicas con <strong>la</strong> finalidad de p<strong>la</strong>ntearse <strong>la</strong> e<strong>la</strong>boración y<br />
culminación de un proyecto, el cual sacará a los países africanos y sudamericanos<br />
del subdesarrollo.<br />
El padre de Luciano, el senador Vaamonde, como buen orador,<br />
capaz de pronunciar un discurso de hasta cinco horas en el Congreso, no<br />
se acordaba que <strong>la</strong>s frases anteriores fueron parte de una perorata que<br />
había pronunciado años atrás. El congresista, lleno de orgullo y satisfacción,<br />
notó que <strong>la</strong> intervención de su hijo había dado pie a una discusión<br />
entre los asistentes a <strong>la</strong> reunión. Algunos notaron, entre ellos yo, que<br />
Andrés Luciano se había retirado del debate, en busca de <strong>la</strong> tranquilidad<br />
JOPUJ<br />
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