Cuentos para contar - Editorial 'El perro y la rana'

La nacionalidad
Crisóstomo Marcano y Onésimo Montiel, dos jóvenes como
muchos de los que pululan por nuestra geografía, amigos, compañeros,
casi hermanos. Se criaron, jugaron y estudiaron juntos durante muchos
años, lo único que los separaba era una raya, una simple raya. Crisóstomo
y Enésimo vivían en pueblos fronterizos, el primero vivía en el
pueblo de acá de la raya y Onésimo en el de allá, es decir, después de la
frontera. En el pueblo de acá, estaba la escuela primaria donde compartieron
los primeros años de su vida y en el de allá, estaba la escuela de
música y la cancha de fútbol. De esta manera, Crisóstomo y Onésimo
pudieron estudiar y jugar durante mucho tiempo, estableciéndose entre
ellos una gran hermandad. Los partidos de pelota se jugaban en las
sabanas situadas en cualquiera de los lados de la raya, a los que acudían
los jóvenes de acá y de allá.
Todo marchó a la perfección durante la infancia y la adolescencia.
Las discusiones y las peleas que se suscitaban entre los jóvenes formaban
parte del paisaje de estas soledades, así como también los encuentros
amorosos entre los jóvenes de ambos pueblos, quienes prometían quererse
y amarse durante toda una eternidad. Eran frecuentes las celebraciones
de connubios entre los mozos y las mozas de ambos lados de la
NSP