24.12.2012 Views

Cuentos para contar - Editorial 'El perro y la rana'

Cuentos para contar - Editorial 'El perro y la rana'

Cuentos para contar - Editorial 'El perro y la rana'

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Aparte de correr también montaba bicicleta, puesto que yo quería<br />

llegar a <strong>la</strong> tercera edad sin los achaques ni <strong>la</strong>s manías de los viejos. Este<br />

deporte fue recomendado en un artículo periodístico, donde afirmaba<br />

que era muy bueno <strong>para</strong> <strong>la</strong> resistencia cardiovascu<strong>la</strong>r. Pero luego apareció<br />

en <strong>la</strong> pantal<strong>la</strong> chica, durante unas jornadas médicas, un reportaje<br />

sobre los órganos sexuales masculinos. Aquí explicaban que el ciclismo<br />

era prohibitivo <strong>para</strong> los hombres, ya que el asiento de <strong>la</strong> bicicleta afecta<br />

<strong>la</strong> próstata, como consecuencia de ello podía quedar impotente y estéril<br />

¿qué iba hacer si se me moría mi apreciado órgano sexual? Ante tal<br />

peligro, tuve que dejar <strong>la</strong> bicicleta.<br />

Hubo un período de mi vida en que <strong>la</strong> pobre Proserpina tuvo<br />

intención de de acabar con mi apreciada vida. Fue aquel<strong>la</strong> vez cuando<br />

leí en un periódico que hacer el amor prevenía contra los ataques cardíacos<br />

en el futuro. Para esa época me convertí en un homus-eroticus;<br />

pobre Proserpina, <strong>la</strong> buscaba hasta cuatro veces al día: en <strong>la</strong> alcoba, en el<br />

sofá, en <strong>la</strong> cocina y en el baño. Mi obsesión era tirar hasta cansarme,<br />

<strong>para</strong> impedir un ataque del corazón. Para fortuna de mi mujer y mía,<br />

esta manía no me duró más de un mes; me asusté al mirar mi consunción<br />

frente al espejo.<br />

Además de <strong>la</strong> era de <strong>la</strong> información, estábamos en <strong>la</strong> era de <strong>la</strong><br />

figura, de <strong>la</strong> autoestima. Una bel<strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra que sirve <strong>para</strong> vender todo,<br />

<strong>para</strong> que los humanos compitiéramos, en cualquier certamen, bien con<br />

Adonis y bien con <strong>la</strong> Venus de Milo. Fue, <strong>para</strong> desgracia de Proserpina,<br />

cuando leí un artículo sobre <strong>la</strong>s bondades de <strong>la</strong> liposucción como tratamiento<br />

<strong>para</strong> eliminar <strong>la</strong> grasa “dura de quemar”. Como mi mujer tenía<br />

unos rollitos —que el<strong>la</strong> decía que eran imposibles de quitar—, le sugerí<br />

que se practicara dicha operación <strong>para</strong> que sintiera <strong>la</strong> envidia de <strong>la</strong>s<br />

mejores “top model” de <strong>la</strong>s pasare<strong>la</strong>s internacionales.<br />

Proserpina accedió a regañadientes <strong>para</strong> hacerse <strong>la</strong> liposucción y<br />

como cosa curiosa, le pedí a los médicos que yo quería guardar en mi<br />

refrigerador toda <strong>la</strong> grasa que le quitaran a mi mujer. Los médicos se<br />

extrañaron pero accedieron a mi pedido. Guardé en <strong>la</strong> nevera cinco<br />

kilos de manteca humana, sin saber <strong>la</strong> razón que me impulsaba a esto.<br />

Mi mujer quedó muy bel<strong>la</strong>, tal como lo habían dicho los médicos. Era<br />

tal su autestima, que estaba empeñada a meterse en una academia de<br />

mode<strong>la</strong>je, hasta que por Internet estuve al tanto de lo perjudicial que<br />

era <strong>la</strong> práctica de <strong>la</strong> liposucción. Leí un reportaje sobre todos los males<br />

que dicha práctica acarreaba a <strong>la</strong>s mujeres: que dicha grasa era buena<br />

JNQVJ<br />

El mediático

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!