Cuentos para contar - Editorial 'El perro y la rana'
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Según como aparece en <strong>la</strong> ficha, todo fue muy sencillo. Quiere decir<br />
que fui objeto de un proyecto dentro de un <strong>la</strong>boratorio.<br />
Veamos el procedimiento. Mi madre se inscribió en un programa<br />
de nacimientos p<strong>la</strong>nificados. Según el p<strong>la</strong>n, debía darme a luz en una<br />
fecha determinada, período en el cual se necesitaban trescientos cincuenta<br />
y dos niños —yo, entre ellos—, y cuatrocientas veinticuatro<br />
niñas. La finalidad era <strong>la</strong> de establecer un equilibrio entre los sexos; se<br />
había determinado <strong>la</strong> necesidad de una modificación en el programa<br />
del año anterior. La dama llenó los requisitos administrativos, manifestándole<br />
a <strong>la</strong> secretaria su interés por alumbrar un hermoso niño —el<br />
autor del re<strong>la</strong>to—. La empleada tomó todos los datos y a continuación<br />
le sugirió que viniera <strong>para</strong> <strong>la</strong> fecha fijada.<br />
Poco tiempo después recibió un correo electrónico; en éste le<br />
informaban que todo estaba pre<strong>para</strong>do <strong>para</strong> <strong>la</strong> imp<strong>la</strong>ntación del espermatozoide,<br />
de acuerdo con <strong>la</strong>s características solicitadas. Cuando mi<br />
progenitora llegó al centro de especialidades, le reiteró nuevamente al<br />
médico <strong>la</strong> intención de tener un niño. En este momento, cuando disfruto<br />
un solitario descanso, pienso que <strong>la</strong> respuesta del especialista<br />
debió ser: “Bueno, señora, estamos en capacidad de proporcionarle <strong>la</strong><br />
criatura que usted desee; nuestro lema es ‘pida su nene y nosotros se lo<br />
construimos’ ”.<br />
La dama, aspirante a primeriza, le entregó al médico una ficha con<br />
los datos donde aparecían <strong>la</strong>s características del futuro bebé y le reiteró:<br />
“Quiero uno con los ojos azules, de piel trigueña, con el pelo gris un<br />
poco liso, eso sí un poco ondu<strong>la</strong>do, que posea inteligencia musical, una<br />
mezc<strong>la</strong> de Mozart y Stravinsky”. Puedo imaginarme, mientras el<strong>la</strong><br />
hab<strong>la</strong>ba, al obstetra especializado introduciendo al computador los<br />
datos de <strong>la</strong> ficha entregado por <strong>la</strong> futura madre; dándole el toque final,<br />
de acuerdo con los últimos aportes que estaba escuchando. Todavía no<br />
habían terminado <strong>la</strong>s características del futuro primogénito: “Además,<br />
aspiro que el bebé no contenga genes de algún tipo de enfermedad<br />
viral. Aspiro que sea inmune a todo tipo de virus, sin posibilidad de<br />
adquirir cáncer, ni SIDA. También debe erradicarse, cualquiera posibilidad<br />
de alguna tendencia hacia el homosexualismo; debe eliminarse <strong>la</strong><br />
factibilidad de algún tipo de gripe y de enfermedades eruptivas”. Imaginaba<br />
al obstetra comunicándole a mi madre: “Por eso no se preocupe<br />
señora, tenemos los programas de concepción más higiénicos que cualquier<br />
otra clínica de <strong>la</strong> competencia. Si usted quiere, mire en <strong>la</strong> pantal<strong>la</strong><br />
JNUOJ<br />
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