Cuentos para contar - Editorial 'El perro y la rana'
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«Como <strong>la</strong> madama tenía buen corazón, no botó a <strong>la</strong> preñadita.<br />
Hasta que no se le notó <strong>la</strong> prominente barriga le permitió que continuara<br />
en sus actividades de re<strong>la</strong>cionista sexual, pero luego se encargaría<br />
del departamento de limpieza, tal como lo hizo mi madre durante mi<br />
embarazo. La dueña del burdel, en re<strong>la</strong>ción con el cuidado y pulcritud<br />
del local tenía carácter cenobítico. Pasado el parto y el destete de <strong>la</strong> criatura<br />
continuó con <strong>la</strong>s actividades propias de su profesión.<br />
«Cuando Rubí, que así l<strong>la</strong>maban a <strong>la</strong> preñadita, rompió fuente se le<br />
complicó el parto y todas <strong>la</strong>s meretrices le encomendaron al bebé a <strong>la</strong><br />
Virgen María, <strong>para</strong> que el neonato se presentara sin problema. Afortunadamente,<br />
pese a los inconvenientes, nació bien y entre todas le escogieron<br />
el nombre del niño. Lo l<strong>la</strong>maron Pablo María.<br />
«Aunque <strong>la</strong> naturaleza es sabia, también gusta darnos todo tipo de<br />
sorpresas. A medida que Pablito crecía todos notamos que tenía más de<br />
María que de Pablo. Cuando cumplió doce años lo encontré frente al<br />
espejo de una de <strong>la</strong>s meretrices, poniéndose en su piel el perfume penetrante<br />
de una de <strong>la</strong>s empleadas, hurgando en los tarros llenos de polvos<br />
<strong>para</strong> b<strong>la</strong>nquear su cara, delineando sus <strong>la</strong>bios con los tubos color púrpuras<br />
y resaltando sus mejil<strong>la</strong>s con los afeites rosados, que le daban un<br />
aspecto algo grotesco. En fin, qué le vamos hacer, se notaron marcadas<br />
tendencias homosexuales en el adolescente, pero esto no fue, en ningún<br />
momento, un óbice <strong>para</strong> que Pablo fuese excluido del afecto y del<br />
cariño de <strong>la</strong>s meretrices. Tampoco existió ningún roce, ni fue motivo<br />
de bur<strong>la</strong> de parte mía por sus amaneramientos, mejor aún, puedo<br />
afirmar que durante mucho tiempo nos criamos como hermanos. Tal<br />
como sentenció <strong>la</strong> madama:<br />
«—La naturaleza da origen a <strong>la</strong>s diversidades y Pablo María es<br />
producto de el<strong>la</strong>, por ello a Pablo María lo aceptamos como uno más<br />
dentro del lupanar.<br />
«Fue durante <strong>la</strong> adolescencia cuando a Pablo María se le despertó<br />
su vena artística. Comenzó a decir que había nacido <strong>para</strong> bai<strong>la</strong>r ballet y<br />
a partir de allí da inicio a su carrera como bai<strong>la</strong>rín en El Paralelo. La<br />
madama, con cierta hi<strong>la</strong>ridad, le decía al “novel artista”:<br />
«—Mira, Pablito, ¿quién ha dicho que una mariquita de un burdel<br />
de carretera sirve <strong>para</strong> bai<strong>la</strong>rín? —con todo y <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras de <strong>la</strong> madama,<br />
a quien respetábamos mucho, siguió con su tendencia, aupado por todas<br />
<strong>la</strong>s meretrices del local. Su gran ambición era <strong>la</strong> de llegar a ser un gran<br />
artista de <strong>la</strong> danza.<br />
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