24.12.2012 Views

Cuentos para contar - Editorial 'El perro y la rana'

Cuentos para contar - Editorial 'El perro y la rana'

Cuentos para contar - Editorial 'El perro y la rana'

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Pobre José, quien aseguraba que los diccionarios servían <strong>para</strong> resolver<br />

problemas, pensó que lo que hizo fue complicarse <strong>la</strong> vida. Cuando<br />

siguió leyendo sobre <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>brota gritó:<br />

—¡Qué horror, mi niña es una erotómana que padece de erotomanía!<br />

Pobrecita mi Anita. Dios mío estoy en tus manos, toma mi vida<br />

con tal de que alejes al demonio que vive en <strong>la</strong>s entrañas de mi pobre<br />

hija —y siguió casi en tono de plegaria—: El<strong>la</strong> que nació casi sin<br />

pecado original, debido a <strong>la</strong> santidad de su madre, no es <strong>la</strong> responsable<br />

de <strong>la</strong>s culpas de su padre.<br />

Convencido de <strong>la</strong> gravedad del asunto, se dirigió al cuarto nupcial<br />

en busca de <strong>la</strong> cadena de bautizo. Esta joya valiosa <strong>la</strong> mantenía guardada<br />

<strong>para</strong> proteger<strong>la</strong> de un arrebatón; decidió que <strong>la</strong> colocaría en el cuello<br />

tierno de su bebé. Así armado con <strong>la</strong> imagen de <strong>la</strong> Inmacu<strong>la</strong>da Virgen<br />

del Carmen, una gran tristeza y una profunda duda se dirigió al dormitorio<br />

de Anita <strong>para</strong> desalojar a Mefisto del cuerpo menudo de su hija.<br />

Al entrar al dormitorio de <strong>la</strong> adorada, <strong>la</strong> encontró sobre <strong>la</strong> cama<br />

despierta, vestida con un monito rosado; el<strong>la</strong>, al verlo llegar lo recibió<br />

con una bel<strong>la</strong> sonrisa, un afectuoso abrazo y un beso en <strong>la</strong> mejil<strong>la</strong>. Con<br />

una gran longanimidad, el padre le correspondió con sus mimos a su<br />

reina, objeto de su veneración; de inmediato se preguntó dentro de sí:<br />

“¿Cómo es posible que en el cuerpecito de una criatura tan delicada pueda<br />

insta<strong>la</strong>rse el demonio?”. Sacó <strong>la</strong> cadena con <strong>la</strong> medallita de <strong>la</strong> Inmacu<strong>la</strong>da<br />

y se <strong>la</strong> colocó en el cuello, no sin el temor de quemar<strong>la</strong> como había<br />

visto en una pelícu<strong>la</strong>. Le dio un beso en <strong>la</strong> frente en espera de <strong>la</strong> conversación<br />

que le estaba atormentando.<br />

Al <strong>la</strong>do de Anita estaba Bobi, el lindo osito de peluche que su<br />

padre le había rega<strong>la</strong>do en su último cumpleaños; con él dormía abrazada<br />

todas <strong>la</strong>s noches. Al rato de cruzar breves pa<strong>la</strong>bras se encontraron<br />

<strong>la</strong>s miradas: <strong>la</strong> de el<strong>la</strong> tierna y dulce y <strong>la</strong> de José, llena de angustia, tristeza<br />

y preocupación. Anita le dijo:<br />

—Papi, qué bonito es el erotismo.<br />

Su padre escuchaba resignado y pensaba que tenía que buscar en<br />

<strong>la</strong>s páginas amaril<strong>la</strong>s de <strong>la</strong> guía el teléfono del siquiatra infantil.<br />

Además, tendría que ir a <strong>la</strong> catedral, junto con su compadre, <strong>para</strong> solicitar<br />

una audiencia con el obispo.<br />

—Te voy a <strong>contar</strong> el sueño erótico que tuve anoche.<br />

Y su padre le contestó:<br />

—Espérate un momento que voy a <strong>la</strong> biblioteca.<br />

JOTMJ<br />

`ìÉåíçë é~ê~ Åçåí~ê

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!