Cuentos para contar - Editorial 'El perro y la rana'
Cuentos para contar - Editorial 'El perro y la rana'
Cuentos para contar - Editorial 'El perro y la rana'
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
<strong>para</strong> <strong>la</strong> piel porque esta contribuía a su lozanía y evitaba el envejecimiento<br />
prematuro. Ante tales razonamientos y respaldado por una<br />
sólida investigación de una conocida clínica ho<strong>la</strong>ndesa, no tuve otra<br />
cosa que hacer. Agarré mi mujer, mis cinco kilos de manteca conge<strong>la</strong>da,<br />
<strong>la</strong> llevé a <strong>la</strong> clínica y le pedí al médico que, por favor, le volviera a<br />
meter <strong>la</strong> grasa que le había sacado a mi cónyuge. Proserpina se negaba,<br />
pero ante el argumento de que se iba a poner vieja prematuramente no<br />
se resistió. Ante <strong>la</strong> amenaza de una demanda, el médico accedió a restaurarle<br />
a su santo lugar <strong>la</strong> grasa que en ma<strong>la</strong> hora se le había sustraído<br />
del cuerpo de mi Proserpina.<br />
Está c<strong>la</strong>ro, que el cuerpo de mi mujer no quedó con <strong>la</strong> esbeltez<br />
anterior. Al pasar mi mano sobre <strong>la</strong> desnudez de Proserpina notaba<br />
algunos sobresalientes simi<strong>la</strong>res a cuando se le pasa <strong>la</strong> mano a una bolsa<br />
llena de papa. Pero en fin, el<strong>la</strong> tendría su grasa <strong>para</strong> no ponerse vieja<br />
prematura y yo una citación a un tribunal, donde se me notificaba que<br />
mi mujer se quería divorciar de mí. Alegaba que yo vivía en una enajenación<br />
eterna a <strong>la</strong> que me habían llevado los medios de comunicación.<br />
Por ello pienso que soy un mediático.<br />
En <strong>la</strong> actualidad tengo prohibido leer noticias, ver televisión y<br />
escuchar radio. Proserpina, <strong>para</strong> no divorciarnos, puso como condición<br />
recluirme en un centro psiquiátrico. El<strong>la</strong> le refirió al médico que no<br />
quería que yo valiera por dos, porque no era bígama. Una vez que<br />
saliera de mi sitio de reclusión debía incorporarme al mundo como un<br />
ser normal, sin <strong>la</strong> manía de estar leyendo y viendo noticias o que por lo<br />
menos, esta lectura no afectara mi pensadora en lo más mínimo.<br />
Creo que estoy curado, ya casi no me provoca comprar periódico,<br />
pero estoy muy contento con esta computadora de bolsillo. Ésta permite<br />
conectarme y acceder vía Internet, con <strong>la</strong>s grandes agencias internacionales<br />
de noticia. Pero no se lo digan a Proserpina porque va creer<br />
que sigo siendo un mediático.<br />
JNRMJ<br />
`ìÉåíçë é~ê~ Åçåí~ê<br />
~Äêáä OMMN