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Cuentos para contar - Editorial 'El perro y la rana'

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estaba colocada <strong>la</strong> estatua del fundador del pueblo. Interrogó a don Melecio<br />

por <strong>la</strong>s plegarias; éste contestó que jamás en <strong>la</strong> vida él había logrado<br />

rimar un verso: lo suyo era <strong>la</strong> prosa. Deseó averiguar sobre <strong>la</strong> cofradía de<br />

San Vanitum, pero doña Apascacia, sin mirarle <strong>la</strong> cara informó, que el<strong>la</strong><br />

estaba encargaba de <strong>la</strong>s hijas de María.<br />

Finalmente, Andrés Octavio fue a <strong>la</strong> casa parroquial <strong>para</strong> obtener<br />

alguna información de boca del párroco. El nuevo sacerdote confirmó<br />

desconocer <strong>la</strong> existencia de ese santo, además, aseguró que ese nombre<br />

no aparecía en el santoral de <strong>la</strong> Santa Iglesia Católica. El bachiller Andrés,<br />

tuvo vergüenza de preguntar por el libro sagrado de don Melecio,<br />

en el cual estaban recopi<strong>la</strong>das todas <strong>la</strong>s plegarias poéticas dedicadas al<br />

santo. En fin, a nuestro devoto, ni siquiera su propia familia dio razón<br />

del porqué del cambio de San Vanitum por el de Capitán General.<br />

Andrés Octavio pasó <strong>la</strong>s vacaciones en su pueblo natal, en espera<br />

del ingreso a <strong>la</strong> universidad, sin dejar de acudir todos los días a rezarle al<br />

santo preferido. Nadie entendía <strong>la</strong>s reverencias del muchacho ante <strong>la</strong><br />

estatua del Capitán General, fundador del pueblo.<br />

Todo lo referido anteriormente, aparece en <strong>la</strong>s notas entregadas<br />

por el amigo de infancia. En esta parte de <strong>la</strong> historia, cuenta <strong>la</strong> manera<br />

de despedirse del santo. Se negaba aceptar <strong>la</strong> existencia del Capitán<br />

General. Estaba probado y requeteprobado que San Vanitum era mi<strong>la</strong>groso,<br />

además, iba a ofrecerle, cuando regresara nuevamente, su título<br />

de ingeniero como ofrenda por los favores concedidos.<br />

“Como don Melecio rehusó escribir <strong>la</strong> plegaria, tuve que hacer uso<br />

de <strong>la</strong>s lecciones de literatura sobre <strong>la</strong> rima y el verso. Intenté varios,<br />

hasta que por fin redacté <strong>la</strong> plegaria pidiéndole al santo <strong>la</strong> ayuda <strong>para</strong> <strong>la</strong><br />

obtención del título de ingeniero civil”.<br />

Transcribo textualmente el verso, tal como aparece en sus notas.<br />

Los herejes al mechero,<br />

Vanitum al santoral,<br />

si me gradúo de ingeniero<br />

yo seré tu caporal.<br />

Con esta rogativa se despidió el bachiller y regresó a <strong>la</strong> capital <strong>para</strong><br />

estudiar ingeniería. Como no es <strong>la</strong> intención re<strong>la</strong>tar los sinsabores de<br />

un estudiante pobre de <strong>la</strong> provincia en <strong>la</strong> capital, centraré <strong>la</strong> historia en<br />

JQSJ<br />

`ìÉåíçë é~ê~ Åçåí~ê

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