Cuentos para contar - Editorial 'El perro y la rana'

imposibilidad de romper este vínculo desconocido por todos los de
nuestra clase. Pero todo no podía salir bien, parece ser que las tragedias
de los enamorados continuarán, independientemente de la época en
que se viva.
Al salir del local, nos estaban esperando los agentes pertenecientes
al Departamento de Sanidad e Higiene, encargados de velar por la
pureza de las concepciones entre los miembros de la clase alta del país.
Nos informaron de nuestros derechos, nos leyeron los artículos que
estábamos violando y de inmediato nos trasladaron al Centro de Purificación
y de Higiene para descontaminarnos de los gérmenes contraídos
en la relación carnal; contacto poco aséptico, permitido solamente a
los miembros de las parejas de las clases bajas. Nos recordaron que la
función de ese organismo era la vigilancia de la pureza de las futuras generaciones.
Han transcurrido muchos años desde nuestras detenciones y todavía
no he podido olvidar ese encuentro. Luego que nos enviaron a los
Centro de Purificación y de Higiene, fuimos encomendados a un programa
de higienización y purificación de los gérmenes, posiblemente
contraído durante el encuentro carnal. Fui sometido a tratamientos de
todo tipo, con la única finalidad de alejar de la mente cualquier pensamiento
ligado a Higinia 26. Fui recluido en una habitación especial
donde recibía electrochoques, cada vez que me mostraban una mujer
desprovista de ropas. La idea era eliminar cualquier rasgo de emociones
ante una fémina desnuda. Fue extraído, por procedimientos mecánicos,
el líquido reproductor, con la intención de verificar la pureza del mismo;
como era de suponer me prohibieron tener acceso a la computadora, por
un tiempo, por lo que más nunca he tenido contacto con Higinia 26. Me
imagino los tormentos por los que ella debió haber pasado. Nunca los ha
descrito, pues hasta los momentos no he sabido de ella.
En cuanto a Higinia 25 y mi madre, tuvieron que pagar una multa,
puesto que sus descendientes violaron una de las cláusulas del contrato,
el cual impedía la relación carnal de los donantes de fluidos reproductores.
Por lo tanto, tenían que esperar el próximo programa de fecundación
para ser tomados en cuenta.
Actualmente, estoy solitario, en espera de exámenes y de la extracción
continua del líquido reproductor; en ningún momento esta sensación
se parece a lo que los antiguos y los habitantes de los barrios bajos
llaman “placer”. Permanezco aislado, solo la música. Mientras la escucho
JNUVJ
Ovario 2050