Cuentos para contar - Editorial 'El perro y la rana'
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de no perder <strong>la</strong> fe. Encendimos una varil<strong>la</strong> de sándalo, nos sentamos a<br />
meditar y oramos:<br />
“Ahora estamos confusos acerca de nuestro deber, y a causa de<br />
nuestra f<strong>la</strong>queza, hemos perdido toda compostura. En esta condición,<br />
te pido que nos digas c<strong>la</strong>ramente lo que es mejor <strong>para</strong> nosotros. Ahora<br />
somos tus discípulos y unas almas entregadas a Ti. Por favor, instrúyenos”.<br />
Recordé este pasaje del Bhagavad-Gita, el cual ayudaría a que<br />
Krisna nos acogiera en su seno y obtener de Él <strong>la</strong> paz, <strong>la</strong> sabiduría y <strong>la</strong><br />
paciencia <strong>para</strong> enfrentar el día lunes <strong>la</strong> oficina de catastro.<br />
Antes de abandonar el apartamento tomé <strong>la</strong> carta del tarot. Me<br />
salió el arcano mayor “<strong>la</strong> torre”. Invertida. El<strong>la</strong> me aseguraba gran cataclismo,<br />
confusión completa, proyectos brutalmente frustrados. Me<br />
sonreí y no le informé nada a mi acompañante.<br />
Llegamos directamente a <strong>la</strong> taquil<strong>la</strong> cinco, ya que afortunadamente<br />
podíamos obviar los otros pasos. Recordé que <strong>la</strong> señora de esta taquil<strong>la</strong><br />
era farandulera y cuando nos vio preguntó:<br />
—¿Quién ganó el concurso de Miss Universo, que me quedé dormida<br />
cuando iban por <strong>la</strong> cuarta finalista?<br />
Le comentamos nuestra ignorancia de tan magno evento y de<br />
inmediato le entregamos los documentos necesarios.<br />
—Qué bien, perfecto, esto está correcto —ante cada pa<strong>la</strong>bra de<br />
acierto yo me emocionaba, el tarot se había equivocado—. Estos documentos<br />
están en otro idioma.<br />
Previendo tal observación, saqué de mi maletín otros papeles, estos<br />
eran <strong>la</strong> traducción que María Alejandra y yo habíamos hecho de <strong>la</strong>s<br />
cartas de defunción de nuestros seres queridos. La oficinista farandulera<br />
tomó los documentos, los revisó, hizo un gesto negativo con <strong>la</strong><br />
cabeza y yo casi me desvanezco y caigo en el piso.<br />
—Estas traducciones tiene que realizar<strong>la</strong>s un intérprete público.<br />
Esto era un sueño, estas cosas no pasan en <strong>la</strong> vida real, esto era ficción.<br />
—Señora, yo soy bilingüe y <strong>la</strong> señorita es políglota; por ello tuvimos<br />
el abuso de realizar <strong>la</strong>s traducciones. Todo lo que está escrito es una fiel<br />
traducción del documento original.<br />
Cuando terminé <strong>la</strong> última pa<strong>la</strong>bra miré a mi chica de ojos bellos y<br />
en espera de su aprobación. En efecto, noté en su mirada el asentimiento<br />
de mi desempeño; al rato escuché:<br />
JORUJ<br />
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