Cuentos para contar - Editorial 'El perro y la rana'

en el aeropuerto. Luego de los esperados saludos y afectuosos abrazos,
Andrés Luciano le mostraba a su padre el maletín de piel que había
comprado en una tienda en los Campos Elíseos. El senador se estiró las
elásticas, miró su hijo con orgullo y con cierto desdén a los compañeros
del partido; comprendía que su hijo venía a realizar consultas sobre el
proyecto.
En fin, el licenciado Andrés hablaba inglés y francés, además de su
idioma nativo. Estaba suscrito a varios periódicos de habla inglesa y
francesa. A su casa llegaban el New York Times, Miami Herald, Le
Monde, Le Fígaro y un sinfín de revistas, lo que le permitía estar al día
en el pensamiento político y económico de Europa y Norte América.
El padre de Andrés, pensó que ya era tiempo que su hijo iniciara
carrera política, y valiéndose de su posición en el partido, logró que
apareciera en la lista de los futuros aspirantes a diputado, ocupando el
segundo lugar por la capital de la república. En las elecciones presidenciales
y de los congresistas, el licenciado Andrés Luciano Vaamonde
De la Hoz, salió diputado en una elección algo discutida, con visos de
fraude electoral.
Durante la época de diputado, Andrés Luciano no intervino en ninguna
discusión de las leyes. Sus compañeros de partido lo veían sentado
en el curul, ensimismado con el material que sacaba de su fino portafolio
francés de piel. Sólo levantaba la mano cuando el jefe de la fracción lo
hacía, para luego seguir pensando y escribiendo en su cuaderno de notas.
Un correligionario del partido afirmó, cuando alguien cuestionó la inactividad
del novel diputado:
—Está trabajando en el proyecto, cuando lo concluya tendremos
asegurada la presidencia por veinte años.
A la jubilación del viejo Vaamonde, Andrés Luciano ocupó el curul
de su padre, era la herencia que por derecho le correspondía. Las
autoridades del partido comprendieron que era necesario darle mayor
impulso a la carrera política de Andrés Luciano para el momento de la
entrega del proyecto.
En una oportunidad fue necesario mandar un representante del
congreso a la ONU, con la finalidad de deliberar sobre cuestiones de
política económica internacional. Con los votos del partido del gobierno
las dos cámaras escogieron al senador y licenciado Andrés Luciano Vaamonde
De la Hoz, quien con gusto aceptó representar al país.
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