Cuentos para contar - Editorial 'El perro y la rana'
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mis investigaciones me condujeron hacia Carmelito, quien por unos<br />
tragos de ron y unos dinares, como los recibidos por Judas, pasó el dato<br />
a nuestros vecinos sobre <strong>la</strong> presencia del francés al otro <strong>la</strong>do de <strong>la</strong> frontera.<br />
Así debió suceder en Berlín, cuando los hermanos se mantuvieron<br />
se<strong>para</strong>dos por el ignominioso muro. Para esa época estaba en boga el<br />
espionaje entre alemanes orientales y occidentales. Por procedimientos<br />
simi<strong>la</strong>res al de los germanos, el espía infame le informó a nuestros<br />
vecinos, que el destino inicial de Idelfonso era El Martillo. La afrenta<br />
recibida por nuestros enemigos fue como una ba<strong>la</strong> dis<strong>para</strong>da directamente<br />
al corazón de los martillenses. Maldita sea <strong>la</strong> sangre que circu<strong>la</strong><br />
por lo felones. Por culpa del mecánico sicofante se dis<strong>para</strong>ron de nuevo<br />
<strong>la</strong>s a<strong>la</strong>rmas que anunciaban el inicio de una guerra de exterminio. De<br />
inmediato, se preparó una mesnada que pretendía arrasar El Yunque.<br />
Se había roto <strong>la</strong> tregua que hacía muchos años habían firmado los dos<br />
pueblos. Se encendió <strong>la</strong> pavesa del terror, El Yunque y El Martillo se<br />
dec<strong>la</strong>raron en alerta roja y de <strong>la</strong> guerra fría pasamos a <strong>la</strong> caliente.<br />
El Yunque se preparó nuevamente <strong>para</strong> una conf<strong>la</strong>gración. Se l<strong>la</strong>maron<br />
los hombres activos y los de <strong>la</strong> reserva, <strong>para</strong> enfrentar <strong>la</strong>s bandas<br />
armadas que venían de <strong>la</strong> frontera tremo<strong>la</strong>ndo <strong>la</strong>s banderas de <strong>la</strong> venganza<br />
y <strong>la</strong> violencia. Un único objetivo se p<strong>la</strong>nteaban: rescatar a Idelfonso<br />
Corbiére, quien permanecía secuestrado por <strong>la</strong>s hordas asesinas<br />
de El Yunque.<br />
Se reunieron los notables de El Yunque y tuvieron que poner en<br />
acto en <strong>la</strong>s actividades del bienamado patrimonio histórico viviente. Le<br />
<strong>contar</strong>on todo lo referente a los actos bélicos que se estaba pre<strong>para</strong>ndo y<br />
cuyo origen venía desde época muy remota. El galo se comportó como<br />
un verdadero diplomático y pidió una zona de distensión, donde pudieran<br />
conversar un grupo notables de El Yunque y de El Martillo. La<br />
reunión se llevaría a cabo en una zona neutral, allí acudirían representantes<br />
de ambos bandos sin ningún tipo de armas. Había que buscar,<br />
como diera lugar, sin derramamiento de sangre, el sosiego de los pueblos<br />
en conflicto.<br />
Se nombraron los embajadores quienes tomarían <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra en <strong>la</strong><br />
reunión. Se fijó el próximo domingo a <strong>la</strong>s nueve de <strong>la</strong> mañana <strong>para</strong><br />
dilucidar el tema. Todo se organizó como si fuera una reunión de alta<br />
diplomacia: se pre<strong>para</strong>ron algunas bebidas no alcohólicas <strong>para</strong> evitar<br />
confrontaciones deletéreas, alguno que otro refrigerio, un libro de actas,<br />
JNPSJ<br />
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