Cuentos para contar - Editorial 'El perro y la rana'
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A <strong>la</strong> salida del aeropuerto lo vi cargando su maletín de piel francés,<br />
subiendo con dignidad <strong>la</strong> escaleril<strong>la</strong> del avión presidencial que le fue<br />
prestado <strong>para</strong> el evento de gran relevancia. Se notaba de lejos <strong>la</strong> seguridad<br />
que sólo tienen los hombres excepcionales. En el portafolio iba el trabajo<br />
de muchos años y que auguraba un mejor futuro a los olvidados y<br />
explotados países del tercer mundo.<br />
Durante <strong>la</strong> conferencia, cuando le tocó el turno Andrés Luciano<br />
tomó <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra en un perfecto inglés, su conocimiento del idioma de <strong>la</strong><br />
pérfida Albión era indiscutible. En <strong>la</strong> televisión de mi cuarto, recostado<br />
en mi cama, seguí con cuidado <strong>la</strong> traducción del discurso:<br />
—Señor secretario general de <strong>la</strong> Naciones Unidas, señoras y señores<br />
embajadores: Creo que el desarrollo sociopolítico de los países<br />
del tercer mundo, no ha dado muestra de presentar nuevas alternativas<br />
que logren sacarlos del subdesarrollo en que se encuentran en <strong>la</strong><br />
actualidad.<br />
El discurso fue interrumpido cuando se escucharon unos que otros<br />
ap<strong>la</strong>usos y continuó el senador:<br />
—Es necesario que exista un acuerdo político entre <strong>la</strong>s diferentes<br />
potencias económicas con <strong>la</strong> finalidad de p<strong>la</strong>ntearse <strong>la</strong> e<strong>la</strong>boración y<br />
culminación de un proyecto, el cual sacará a los países africanos y sudamericanos<br />
del subdesarrollo en que se encuentran.<br />
Los asistentes a <strong>la</strong> asamblea no le permitieron a Andrés Luciano<br />
terminar el discurso. Los neoliberales lo acusaron de comunista, los del<br />
grupo de los quince lo acusaron de capitalista, los del bloque asiático lo<br />
ap<strong>la</strong>udieron con profusión. Los pocos países que quedan del bloque<br />
comunista lo acusaron de agente de <strong>la</strong> CIA y <strong>la</strong>s naciones no alineadas<br />
le daban vítores de emoción. En fin, fue tal algarabía en <strong>la</strong> asamblea que<br />
se acordó nombrar tres comisiones: <strong>la</strong> formada por los países que integran<br />
<strong>la</strong> OTAN (por sus sig<strong>la</strong>s en español), los formados por lo no alineados<br />
y por los miembros del OPEP (por sus sig<strong>la</strong>s en español). Se<br />
daba el p<strong>la</strong>zo de un año <strong>para</strong> que presentara sus trabajos sobre el problema<br />
que se estaba tratando en <strong>la</strong> reunión de alto nivel.<br />
Finalmente, después de cinco días de deliberaciones, se acordó en<br />
un resumen de los acuerdos de <strong>la</strong> asamblea, pedirle al senador Andrés<br />
Luciano, quien seguía en su puesto escribiendo en su libro de notas,<br />
que <strong>para</strong> el próximo año presentara dicho proyecto, <strong>para</strong> com<strong>para</strong>rlo<br />
con el trabajo de <strong>la</strong>s comisiones. Andrés Luciano, con un movimiento<br />
JOQPJ<br />
El proyecto de un connotado ciudadano