24.12.2012 Views

Cuentos para contar - Editorial 'El perro y la rana'

Cuentos para contar - Editorial 'El perro y la rana'

Cuentos para contar - Editorial 'El perro y la rana'

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

eseña en alguna agencia internacional, era probable que se destacara el<br />

fracaso del viaje del honorable personaje. A veces, tenía en mis manos<br />

dos periódicos diferentes y notaba que el reportaje periodístico sobre<br />

un mismo acontecimiento no tenía ningún elemento en común. Parecía<br />

que lo reseñado era de dos sucesos diferentes.<br />

Mi esposa Proserpina decía que iba a volverme loco, que dejara de<br />

ver y leer noticias porque nunca iba a valer por dos, sino <strong>la</strong> mitad de un<br />

hombre, ya que me auguraba <strong>la</strong> locura como forma normal de vida. A<br />

pesar de todo no dejaba mi manía.<br />

Como todos saben, en muchos de los programas informativos<br />

siempre dan alguna noticia re<strong>la</strong>tiva a <strong>la</strong> salud y en muchos casos referían<br />

lo peligroso de usar grasa en <strong>la</strong> pre<strong>para</strong>ción de <strong>la</strong>s comidas. De inmediato<br />

le refería a mi esposa <strong>la</strong>s bondades de <strong>la</strong> comida sana y nos dedicábamos a<br />

comer como aspirantes a concurso de belleza. Pero al mes siguiente, en<br />

ese mismo canal, durante el noticiero, aparecía un conocido chef de<br />

cocina exhibiendo una prominente panza y mostrando <strong>la</strong> excelencia de<br />

una comida pre<strong>para</strong>da con media taza de aceite, huevos, queso crema y<br />

salsa de mayonesa. Como consecuencia de ello le sugería a mi mujer que<br />

cocinara <strong>la</strong> delicia gastronómica del conocido cocinero.<br />

Pero eso no es todo. Tengo entendido que los reportajes los pre<strong>para</strong>n<br />

reporteros asesorados con personas competentes en <strong>la</strong> materia y<br />

yo, como ciudadano preocupado por <strong>la</strong> vida sana tomaba <strong>para</strong> mí los<br />

consejos sobre salud y deporte. Resultó que un día observo en <strong>la</strong> televisión<br />

<strong>la</strong>s orientaciones y los beneficios <strong>para</strong> el corazón de correr por lo<br />

menos cinco kilómetros diarios, bajo el eslogan “correr es vivir”. Me<br />

entusiasmé con este reportaje, e invité a Proserpina a trotar todos los<br />

días esa distancia —como perseguidos por una jauría—. Mi pobre<br />

mujer me acompañó religiosamente y luego en <strong>la</strong> noche nos acostábamos<br />

muertos de cansancio. Pero un año después leí en uno de los<br />

periódicos, que un prominente médico deportivo norteamericano hab<strong>la</strong>ba<br />

del alto impacto que se producía al correr y que esto conllevaba,<br />

algunas veces, al desgarramiento de alguno de los órganos internos. Sin<br />

pensarlo dos veces, ante el temor de que se me cayeran los testículos, le<br />

dije a mi mujer que no correríamos, sino que de ahora en ade<strong>la</strong>nte teníamos<br />

que caminar. Incluso recuerdo que el galeno trajo su propio eslogan<br />

“correr es morir y caminar es vivir”. Creo que Proserpina se contentó<br />

con el cambio.<br />

JNQUJ<br />

`ìÉåíçë é~ê~ Åçåí~ê

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!