24.12.2012 Views

Cuentos para contar - Editorial 'El perro y la rana'

Cuentos para contar - Editorial 'El perro y la rana'

Cuentos para contar - Editorial 'El perro y la rana'

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

meretrices me informó que Isadora y Pigalle se habían ido con sus maletas<br />

sin despedirse de nadie.<br />

«El Paralelo no volvió a ser lo que había sido, creo que lo abandoné.<br />

Pienso que fue por despecho, por rabia o por algún sentimiento<br />

escondido que no pude identificar. A partir de <strong>la</strong> deserción de mis seres<br />

queridos el negocio empezó a decaer y <strong>la</strong> bebida fue mi fiel compañera;<br />

<strong>la</strong> sombra de <strong>la</strong> debacle comenzó a quitarle el brillo a El Paralelo con <strong>la</strong><br />

creación de otros burdeles en <strong>la</strong> carretera <strong>la</strong>s meretrices abandonaron<br />

El Paralelo. Había comenzado el principio del fin.<br />

«Me había abandonado <strong>la</strong> francesita, <strong>la</strong> luz de mi vida que alumbró<br />

<strong>la</strong> senda del amor. Necesitaba sus pa<strong>la</strong>bras almibaradas, sus miradas de<br />

azul eléctrico que me habían robado el aliento. Simplemente necesitaba<br />

esa mujer. También se había ido Isadora, el alma de El Paralelo.<br />

Mi ánimo y me espíritu estaban resecos como una pasa.<br />

«En cuanto al negocio, como lo referí anteriormente, estaba en su<br />

peor momento. Me vi acosado por los acreedores, puesto que no podía<br />

honrar mis créditos. Los servicios de agua y luz los cortaron. Las candilejas<br />

de El Paralelo se apagaron <strong>para</strong> siempre y <strong>para</strong> el colmo tengo una<br />

amenaza de embargo.<br />

«Lo que más me molesta de todo esto, es que tengo cincuenta años<br />

y nunca tuve una re<strong>la</strong>ción sexual con una mujer; a todas <strong>la</strong>s miré como<br />

material de trabajo. Tengo el temor y <strong>la</strong> vergüenza de morir célibe. Es<br />

que <strong>la</strong>s reg<strong>la</strong>s que pasaron de <strong>la</strong> vieja madama a mi madre y de el<strong>la</strong> a mí,<br />

había que cumplir<strong>la</strong> como un mandato divino. Dos generaciones legis<strong>la</strong>tivas<br />

se incrustaron en mi piel, en mi carne, en mi cerebro y ello fue el<br />

motivo de mi infelicidad. El día que apagué por última vez <strong>la</strong>s candilejas<br />

renegué de mi genética, de mi patrimonio cultural y religioso;<br />

todos estos contribuyeron a que Pigalle, Isadora y yo no lográramos<br />

entendernos sino más bien a se<strong>para</strong>rnos.”<br />

Aquí finaliza lo escrito en el documento. No sé si se perdieron, o se<br />

extrapape<strong>la</strong>ron otras páginas en el desorden del embargo. Entre los<br />

papeles, también encontré unas descoloridas postales provenientes de<br />

París sin remitente y sin una so<strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra escrita. Nada pude saber sobre<br />

el fin de Arsubanipal, ni de <strong>la</strong>s otras personas del re<strong>la</strong>to, pero algo aprendí<br />

de <strong>la</strong> lectura del documento.<br />

Existen otros mundos <strong>para</strong>lelos al que resido, casi de otras dimensiones,<br />

en los que <strong>la</strong>s leyes, principios y reg<strong>la</strong>s morales son diferentes al<br />

mío pero sus moradores aman, odian, sufren y lloran; tienen los mismos<br />

JONSJ<br />

`ìÉåíçë é~ê~ Åçåí~ê

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!