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Cuentos para contar - Editorial 'El perro y la rana'

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<strong>la</strong>s presentaciones de ley, cortésmente me obsequiaron un vaso de<br />

papelón con limón y el susto se me “bajó” a sus lugares normales, es decir,<br />

al receptáculo que guarda los órganos de <strong>la</strong> hombría.<br />

—¿Ves, Quique?, esto es producto de <strong>la</strong> distorsión del mercado y<br />

del consumismo arraigado en <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción. No es posible que en este<br />

rancho, ustedes que carecen de comida, posean ese televisor tan grande,<br />

un DVD, una nevera de dos puertas que hace hielo, una cocina eléctrica,<br />

esa moderna máquina de coser y ese costoso equipo de sonido.<br />

Fue lo primero que se me ocurrió decirle, sorprendido ante el gran<br />

dispendio de tecnología moderna en este minúsculo rancho. O quizás<br />

era por envidia, ya que en mi pequeño apartamento de soltero sólo<br />

poseía minúscu<strong>la</strong> kichinett, un solo mueble con televisor y radio, el cual<br />

me sirve <strong>para</strong> colocar mi colección de CD.<br />

—No, Doc, qué consumismo, ni distorsión de mercado, ni na’.<br />

Todo esto era del ma<strong>la</strong>ndro Jairo, el chamo apartaco —yo, que no estoy<br />

ducho en <strong>la</strong> jerga interrumpí:<br />

—¿Y qué es apartaco? —de nuevo el muchacho, con una sonrisa<br />

dibujada en su rostro, tomó <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra.<br />

—No sea ingenuo, Doc, como dirían ustedes en <strong>la</strong> compañía: el<br />

ramo de trabajo de ese chamo, tal como <strong>la</strong>s inmobiliarias, son los apartamentos<br />

—y continuó mi anfitrión—: El tipo se robó todo esto en<br />

unas residencias del Este y se lo llevó a su rancho. Un pana policía, le<br />

pasó el dato que lo iban a requisar, le dio culillo porque estaba ilegal en<br />

el país, se fue del barrio y nos los vendió a precio de “sale” —culminó<br />

nuestro personaje con una pregunta de tipo bursátil— ¿Es que usted<br />

nunca ha comprado alguna mercancía a precio de oferta? —no le contesté.<br />

Evidentemente, los parámetros con los que se miden <strong>la</strong>s cosas en<br />

este barrio, no son los mismos con los que se miden en <strong>la</strong>s Cámaras de<br />

Industria y Comercio. Conocedor de inventarios, de precios de compras<br />

y de los de ventas, de los intereses activos y pasivos de los bancos, por un<br />

momento dudé si estábamos entre iguales.<br />

Nuestra re<strong>la</strong>ción se acrecentaba más al pasar el tiempo; por tal<br />

razón, mi afecto hacia Quique aumentaba. Sus preguntas sobre economía<br />

se hacían cada vez más frecuentes.<br />

—Doctor ¿qué es eso de <strong>la</strong> globalización? —le informé que en los<br />

países de gran desarrollo económico había empresas que extendían sus<br />

mercados hacia otras naciones. También le referí que <strong>la</strong>s transnacionales<br />

de lo países poderosos generan empleos y movimiento de divisas<br />

JNTSJ<br />

`ìÉåíçë é~ê~ Åçåí~ê

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