09.05.2013 Views

SAN AGUSTIN. OBRAS

SAN AGUSTIN. OBRAS

SAN AGUSTIN. OBRAS

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Decimos que somos inocentes de las acusaciones falsas y calumniosas, cuantos en la<br />

Católica podemos decir con conciencia tranquila que no hemos entregado los santos<br />

códices, ni hemos consentido en las suplicas a los ídolos, ni hemos dado muerte a nadie,<br />

ni hemos hecho cualquier otra maldad de las que soléis achacarnos; así como también<br />

afirmamos que ni aun aquellos que quizá, lo cual ni siquiera respecto a ellos habéis<br />

probado, realizaron esos actos, nos cerraron a nosotros el reino de los cielos, sino a ellos,<br />

puesto que cada uno de nosotros tiene que llevar su carga. Ahí tienes la respuesta a lo<br />

primero.<br />

Con respecto a lo restante, contesto que vosotros sois culpables y criminales, no los unos<br />

por los crímenes de los otros, crímenes que algunos cometen y otros reprenden, sino por<br />

el crimen del cisma, de cuyo enorme sacrilegio ninguno de vosotros puede decir se halla<br />

inmune mientras no esté en comunión con la unidad de todos los pueblos; de lo contrario,<br />

se verá forzado a decir que Cristo había mentido acerca de la Iglesia, que comenzando por<br />

Jerusalén se difunde a través de todas las gentes. Tal es la respuesta a lo segundo.<br />

Ya ves cómo te he aceptado las dos posibilidades, de las cuales tú querías que eligiera una<br />

sola. Debiste prestar atención a que podíamos aceptar las dos, y al menos, si pretendías<br />

esto, debías rogarnos que escogiéramos una sola al ver que podíamos aceptar una y otra.<br />

222. Pero "si vosotros tenéis la inocencia, dices, ¿por qué nos perseguís con la espada?".<br />

Observad un poco las bandas de los vuestros, que no se arman sólo con garrotes, según la<br />

costumbre de vuestros antepasados, sino que han añadido hachas, lanzas, espadas, y<br />

reconoced quiénes pueden exclamar mejor: "¿Por qué nos perseguís con espada? Y si nos<br />

llamáis culpables, ¿por qué nos buscáis vosotros, los inocentes?" Respondo brevemente a<br />

esto: el motivo de buscaros los inocentes a vosotros los culpables es que dejéis de serlo y<br />

comencéis a ser inocentes. Ahí tienes cómo he tomado lo uno y lo otro como nuestro, y<br />

respondido a vuestras dos cuestiones.<br />

Ahora te toca a ti elegir una de estas dos cuestiones: ¿sois vosotros inocentes o culpables?<br />

No puedes contestar que ambas cosas; bueno, si te place, contesta que las dos.<br />

Ciertamente no podéis decir que sois inocentes en la misma causa en que sois culpables.<br />

Por tanto, si sois inocentes, no os sorprendáis de que os busquen los hermanos para la<br />

paz; y si sois culpables, no os sorprendáis tampoco de que os busquen los reyes para el<br />

castigo. Pero de estos dos extremos uno os lo elegís vosotros, el otro lo oís de nosotros:<br />

elegís el de la inocencia, y oís de nosotros el que vivís impíamente. Escuchad lo que os<br />

digo de nuevo sobre uno y otro extremo. Si sois inocentes, ¿por qué contradecís el<br />

testimonio de Cristo? Y si sois culpables, ¿por qué no os acogéis a su misericordia? En<br />

efecto, su testimonio se relaciona con la unidad del universo, y su misericordia se realiza<br />

en la caridad fraterna.<br />

El salmo 117 y el proceder de los donatistas<br />

XCVII. 223. Petiliano: "Finalmente, como ya hemos dicho muchas veces, ¿cuál es vuestra<br />

pretensión de llegar a apoyaros en los reyes, si dice David: Mejor es esperar en el Señor<br />

que esperar en el hombre; mejor es confiar en el Señor que confiar en los príncipes?" 239<br />

224. Agustín: Nosotros no esperamos en el hombre, sino que amonestamos en cuanto<br />

podemos a los hombres a que esperen en el Señor; ni esperamos en los príncipes, sino<br />

que amonestamos a los príncipes cuanto podemos a que esperen en el Señor; y si<br />

solicitamos algo de los príncipes en beneficio de la Iglesia, no ponemos, sin embargo,<br />

nuestra esperanza en ellos. Ni el mismo Apóstol puso su esperanza en aquel tribuno como<br />

príncipe, del que consiguió le diera acompañamiento armado, ni en los mismos armados<br />

en cuanto hombres, con la protección de los cuales logró evadir las asechanzas de los<br />

depravados.<br />

Tampoco nosotros os acusamos a vosotros mismos por haber solicitado del emperador que<br />

se os devolvieran las basílicas, poniendo la esperanza en el emperador Juliano, sino que os<br />

acusamos de haber desconfiado del testimonio de Cristo, de cuya unidad separasteis las<br />

mismas basílicas. Pues vosotros las recibisteis por mandato del enemigo de Cristo para<br />

menospreciar en ellas los mandatos de Cristo, mientras tenéis por válida y verdadera la<br />

determinación de Juliano, que dice: "Suplicando también esto Rogaciano, Poncio, Casiano<br />

y los demás obispos, lo mismo que los clérigos, se añade como coronación de todo que,<br />

abolidas las determinaciones que se tomaron erróneamente contra ellos sin rescripto, se

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!