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SAN AGUSTIN. OBRAS

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contentar con la virtud y con la felicidad<br />

A estas virtudes de que acabamos de hablar las hizo diosas no la<br />

verdad, sino el capricho humano; pues de hecho son dones del<br />

verdadero Dios, no diosas. Con todo, donde está la virtud y la<br />

felicidad, ¿para qué buscan otra causa? ¿Qué le ha de bastar a quien<br />

no le es suficiente la virtud y la felicidad? La virtud comprende en<br />

sí todas las acciones loables que se deben practicar, y la<br />

felicidad todas las que se pueden desear; si porque les concediera<br />

éstas adoraban a Júpiter (que, en efecto, si la grandeza y duración<br />

larga del Imperio es algún bien, pertenece en cierto modo a la<br />

felicidad), ¿por qué, pregunto, no entendieron que eran dones de Dios<br />

y no diosas? Y si pensaron que eran divinidades, a lo menos no<br />

debieron buscar la demás turba numerosa de dioses, pues,<br />

considerados atentamente los oficios respectivos de todos ellos, los<br />

cuales fingieron como quisieron, según que a cada uno le pareció,<br />

busque si quieren alguna prerrogativa que pueda conceder<br />

algún dios al hombre, mediante la cual se haya virtuoso y consiga la<br />

felicidad. ¿Qué razón había para pedir doctrina a Mercurio o a<br />

Minerva, comprendiéndola toda en sí la virtud? Los antiguos nos<br />

definieron la virtud, diciendo , de la cual (como en griego se dice apern la Virtud) se<br />

entiende, que tomaron los latinos su derivación y tradujeron el<br />

nombre<br />

de arte, y si la virtud no podía recaer sino en el ingenios, ¿qué<br />

necesidad había del dios padre Cacio para que los hiciera cautos,<br />

esto es, agudos, pudiendo desempeñar este ministerio la felicidad?<br />

Porque el nacer uno ingenioso, a la felicidad pertenece; y así,<br />

aunque no pudo ser reverenciada la diosa Felicidad por el que aún no<br />

había nacido para que lisonjeándola en su favor le concediera<br />

este don gratuito, con todo, pudo hacer gracia a sus padres, sus<br />

devotos, para que les naciesen los hijos ingeniosos. ¿Qué necesidad<br />

había de que las que estaban de parto invocasen a Lucina,<br />

pues si tenían propicia a la felicidad, no sólo habían de tener feliz<br />

parto, sino también buenos hijos? ¿Qué necesidad había de encomendar<br />

a la diosa Opis las criaturas que nacían; al dios Vaticano las<br />

que lloraban; a la diosa Cunina las que estaban en las cunas; a la<br />

diosa Rumina las que mamaban; al dios Estalino las que se tenían ya<br />

en pie; a la diosa Adeona las que llegaban; a la Abeona las<br />

que partían; a la diosa Mente, para que las diera buena muerte y<br />

entendimiento; al dios Volumno y a la diosa Volumna, para que<br />

quisiesen cosas buenas; a los dioses Nupciales, para que las<br />

casaran bien; a los dioses Agrestes, para que los proporcionaran<br />

abundantes, Y copiosos frutos, y principalmente a la misma diosa<br />

Fructesea; a Marte y Belona, para que guerreasen con éxito; a la<br />

diosa Victoria, para que venciesen; al dios Honor, para que fuesen<br />

honrados; al dios Esculano y a su hijo Argentino, para que tuviesen<br />

dinero de vellón y plata? Y por eso tuvieron a Esculano por<br />

parte de Argentino, porque primero se principió a usar la moneda de<br />

vellón y después la de plata; pero me admiro que el Argentino no<br />

engendrase a Aurino, pues que a poco tiempo empezó a<br />

usarse la de oro; pues si éstos tuvieran por dios a éste, así como<br />

antepusieron a Júpiter Saturno, así también prefieran el Aurino a su<br />

padre Argentino y a su abuelo Esculano. ¿Qué necesidad había<br />

por el interés de estos bienes del cuerpo, o de los del alma, o de<br />

los exteriores, de adorar e invocar tanta multitud de dioses, que ni<br />

yo Ios he podido contar todos, ni ellos han podido proveer ni<br />

destinar a todos los bienes humanos, distribuidos menudamente y a<br />

cada uno de por sí, sus imbéciles y particulares dioses, pudiendo con<br />

un atajo importante y fácil conceder todos estos bienes la<br />

diosa Felicidad por sí sola; en cuyo caso, no sólo no buscaran otro<br />

alguno para alcanzar los bienes, pero ni aun para excusar los males?<br />

¿Para qué habían de llamar para aliviar a los cansados a la<br />

diosa Fessonia; para rebatir los enemigos, a la diosa Pelonia; para<br />

cuidar a los enfermos, al médico Apolo o Esculapio, o a ambos juntos,<br />

cuando hubiese mucho peligro? ¿Qué falta les haría implorar

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