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SAN AGUSTIN. OBRAS

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las ilusorias doctrinas y falsos despropósitos, los que más<br />

tolerablemente se pueden oír son los de los filósofos a quienes no<br />

satisfizo la opinión y error universal de las gentes, que dedicaron<br />

simulacros a los dioses, suponiendo muchas falsedades de los<br />

que llaman dioses inmortales, las cuales, siendo falsas e<br />

impías, las fingieron o, una vez fingidas, las creyeron, y, creídas,<br />

las introdujeron en el culto y ceremonias de su religión. Con<br />

estos tales, que aunque no diciéndolo libremente, pero si al menos en<br />

sus obras, como entre dientes aseguraban que no<br />

aprovechan semejantes desatinos, no del todo fuera de propósito se<br />

tratará esta cuestión: si conviene adorar por la vida que se<br />

espera después de la muerte, no a un solo Dios, que hizo todo lo<br />

criado espiritual y corporal, sino a muchos dioses, de quienes<br />

algunos de los mismos filósofos, entre ellos los más acreditados y<br />

sabios, sintieron que fueron criados por aquél solo y colocados<br />

en un lugar sublime.<br />

Porque ¿quién sufrirá se diga y defienda que los dioses de que<br />

hicimos mención en el libro IV, a quienes se atribuye a cada<br />

uno, respectivamente, su oficio y cargo de negocios de poco momento,<br />

conceden a los mortales la vida eterna? ¿Por ventura<br />

aquellos sabios y científicos varones que se glorían por un beneficio<br />

digno del mayor aprecio el haber escrito y enseñado, para<br />

que se supiese, el método y motivo con que se había de suplicar a<br />

cada uno de los dioses, y qué era lo que se les debía pedir,<br />

a fin de que, inconsiderada y neciamente, como suele hacerse por risa<br />

y mofa en el teatro, no pidiesen agua a Baco y vino a las<br />

ninfas, aconsejaran a ninguno rogase a los dioses inmortales que<br />

cuando hubiese pedido a las ninfas vino y le respondiesen:<br />

, dijese entonces<br />

prudentemente: ? ¿Qué idea puede haber más monstruosa que este<br />

disparate? ¿Acaso excitadas a risa, porque suelen ser fáciles<br />

en reír, a no ser que afecten engañar, como que son demonios, no<br />

responderán al que así les rogare: <br />

Así que es Una necedad y desvarío insufrible pedir o esperar la vida<br />

eterna de semejantes dioses, de quienes se dice que cada<br />

partecilla de esta trabajosa y breve vida, y si hay alguna que<br />

pertenezca a su fomento, incremento y sustento, la tiene debajo de<br />

su amparo; pero es con tal restricción, que lo que está bajó la<br />

tutela y disposición de uno lo deben pedir a otro, de que resulta se<br />

tenga por tan absurda, imposible y temeraria tal potestad, como lo<br />

son los donaires y disparates del bobo de la farsa, y cuando<br />

esto lo hacen actores ingeniosos ante el público, con razón se ríen<br />

de ellos en el teatro y cuando lo hacen los necios<br />

ignorándolo, con más justa causa se burlan y mofan de ellos en el<br />

mundo.<br />

Con mucho ingenio descubrieron los doctos y dejaron escrito en sus<br />

obras a qué dios o diosa de los que fundaron las ciudades<br />

se debería acudir en busca de diversos remedios; es a saber, qué es<br />

lo que se debía pedir a Baco, a las ninfas, a Vulcano, y<br />

así a los demás; de lo que parte referí en el libro IV y parte me<br />

pareció conveniente pasarlo en silencio, y si es un error notable<br />

pedir vino a Ceres, pan a Baco, agua a Vulcano y fuego a las ninfas,<br />

¿cuánto mayor disparate será pedir a alguno de éstos la<br />

vida eterna? Por lo mismo, si cuando preguntábamos acerca del reino<br />

de la tierra qué dioses o diosas debía creerse que le<br />

podían dar, habiendo examinado este punto, averiguamos era muy ajeno<br />

de la verdad el pensar que los reinos, a lo menos de<br />

la tierra, los daba ninguno de los que componen tanta multitud de<br />

falsos dioses. Por ventura, ¿no será una disparatada impiedad<br />

el creer que la vida eterna, que sin duda alguna y sin comparación se<br />

debe preferir a todos los reinos de la tierra, la pueda dar<br />

a nadie ninguno de ellos?<br />

Porque está fuera de toda controversia que semejantes dioses no

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