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SAN AGUSTIN. OBRAS

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concupiscencia de la carne, que codicia contra el espíritu, es mala?<br />

¿No ves cómo no somos maniqueos, aunque admitamos algunas de sus verdades, y que<br />

vosotros sois herejes por rehusar admitirlas con ellos? Si dijeseis con ellos que estos<br />

males son naturales y que con nosotros profesáis, contra ellos, de dónde vienen estos<br />

males y que no son una naturaleza coeterna a Dios, no seríais herejes pelagianos; pero, al<br />

negar que la concupiscencia de la carne, que codicia contra el espíritu, es mala y que<br />

pertenece a nuestra naturaleza viciada, les forzáis a decir que viene de una naturaleza<br />

extraña, y así sois nuevos herejes, favoreciendo a los herejes antiguos, de los que<br />

perversamente huís.<br />

Deja de oponerme a Manés como maestro y abraza conmigo la doctrina de Ambrosio; mira<br />

a los arrianos y trata de imitarlos en lo que son más sabios que tú; ellos, al menos, nos<br />

motejan de maniqueos, aunque digamos con ellos que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo<br />

tienen una misma naturaleza, objeto de tan vivas controversias entre los arrianos y<br />

nosotros.<br />

La naturaleza creada y la posibilidad de pecado<br />

31. Jul.- "Pensabas era objeción insoluble decir de dónde viene la mala voluntad en el<br />

primer hombre o en el diablo, creado ángel; nació, dices, en la obra de Dios, es decir, en<br />

el hombre o en el ángel, porque fueron creados de la nada. Mira no nos lleves, por otro<br />

camino, a admitir la eterna necesidad del mal. Porque si la causa de nacer el mal en la<br />

obra Dios es porque fue hecha de la nada, antes de existir esta obra, siempre la nada<br />

existió; esto es, antes de ser algo, era nada; luego desde la eternidad no era lo que no<br />

existía antes de ser la obra de Dios, sustancia única y sin principio; y este vacío, es decir,<br />

esta nada, antes de la existencia de las cosas, existió siempre.<br />

Por consiguiente, esta nada no fue hecha; son las criaturas las que han sido hechas, y es<br />

entonces cuando dejó de ser la nada. Y en esta criatura creada de la nada y porque ha<br />

sido de la nada creada es por lo que, según tú, tuvo principio el mal. Y a este origen<br />

imputas tú el mal que nació en el hombre y a este origen, es decir, a esta nada, atribuyes<br />

la causa del pecado; porque el origen de este mal en el hombre no viene, dices, de que el<br />

hombre haya sido formado por Dios, sino porque fue hecho de la nada. Si, pues, el origen<br />

del mal de algo que es exigido por la condición misma de la nada precedente, y si esta<br />

nada es eterna, por distintos caminos coincides con Manés y quedas encepado en la<br />

misma trampa que tu maestro, confesad los dos que el mal es eterno; pero en esto él se<br />

muestra más lógico que tú, pues admite la existencia de un pecado natural y al mismo<br />

tiempo asigna eternidad a la sustancia de las tinieblas, que, sin el consentimiento de la<br />

voluntad, pone un mal en el pecador. Dio así autor a una cosa de la que hace una<br />

necesidad para que el mal que arropa y penetra la sustancia sea contraído por violencia.<br />

Pero tú, de ingenio plomizo, afirmas la necesidad del mal, sin reconocer la necesidad de<br />

una autoría, y en los niños y en el primer hombre dejas sin obrero la obra, pues ignoro<br />

cómo se puede entender esta nada con un gran poder, pues es nada".<br />

Ag.- Tú nada vales, pues afirmas que la nada, siendo nada, vale algo. No comprendes que<br />

cuando se dice que Dios creó de la nada lo que creó, es como si dijera que no lo hizo de su<br />

sustancia. Antes de crear Dios cosa alguna, al crearla no es a él coeterna. De la nada viene<br />

lo que no viene de algo porque, aunque Dios hizo unas cosas de otras, de las que se sirve<br />

habían sido creadas de la nada. Pero ninguna criatura podría pecar si hubiera sido hecha<br />

de la sustancia de Dios; mas entonces no habría sido hecha, sino que al ser, lo sería toda<br />

de él, como lo son el Hijo y el Espíritu Santo, pues de él son uno naciendo, el otro<br />

procediendo, sin que el Padre sea anterior a ellos. Y esta naturaleza no puede en absoluto<br />

pecar, porque no puede dejar de ser lo que es, ni encontrar otra naturaleza mejor a la que<br />

poder adherirse, y cometer así, por abandono, un pecado. Sin embargo, la criatura<br />

racional no fue hecha de manera que el pecar sea en ella una necesidad. Y no tendría ni<br />

posibilidad de pecar si proviniese de la naturaleza de Dios, porque la naturaleza divina ni<br />

quiere poder ni puede querer pecar.<br />

Voluntariedad del pecado<br />

32. Jul.- "Esta nada, de la que han sido hechas todas las cosas, afirmas ser causa de<br />

pecado. Esta nada, según tú, tiene el mismo poder que a los ojos de Manés tiene el<br />

príncipe de las tinieblas. Los dos proclamáis la necesidad del primer pecado; pero, al

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