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SAN AGUSTIN. OBRAS

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Pero ciertamente dirán que hay una causa muy convincente, por la cual<br />

es indispensable que los demonios sean medianeros<br />

entre los dioses y entre los hombres, para que lleven los deseos y<br />

peticiones de los hombres a los dioses y de éstos traigan las<br />

respuestas dé las gracias que hubieren alcanzado a los hombres. Y<br />

pregunto: ¿Cuál es esta causa y cuánta la necesidad?<br />

Porque ningún Dios, dicen, se mezcla o comunica con el hombre. Donosa<br />

santidad la de Dios, que no se comunica con el<br />

hombre humilde, y se comunica con el demonio arrogante; no se<br />

comunica con el hombre arrepentido, y se comunica con el<br />

demonio engañador; no se comunica con el hombre, que se acoge al<br />

amparo de su divinidad, y se comunica con el demonio,<br />

que finge tener divinidad; no se comunica con el hombre, que le pide<br />

perdón de la culpa; y se comunica con el demonio, que le<br />

persuade; no se comunica con el hombre, que por medio de los libros<br />

filosóficos destierra a los poetas de una República bien<br />

ordenada, y se comunica con el demonio, que, por medio de los juegos<br />

escénicos, pide a los principales magnates y pontífices<br />

de la ciudad los escarnios que hacen de ellos los poetas; no se<br />

comunica con el hombre, que prohíbe las ficciones de las culpas<br />

de los dioses, y se comunica con el demonio, que gusta y se deleita<br />

con los supuestos crímenes de los dioses; no se comunica<br />

con el hombre, que con justas leyes castiga los delitos e inepcias de<br />

los mágicos, y se comunica con el demonio, que enseña y<br />

practica las artes mágicas; no se comunica con el hombre, que huye de<br />

imitar a los demonios, y se comunica con el demonio,<br />

que anda a caza para engañar a los hombres.<br />

CAPITULO XXI<br />

Si los dioses se aprovechan de los demonios para que les sirvan de<br />

mensajeros e intérpretes, y si ignoran que los engañan o<br />

quieren ser engañados por ellos<br />

La necesidad tan grande de sostener un disparate e indignidad tan<br />

calificada, es porque los dioses del cielo que cuidan de las<br />

cosas humanas, sin duda no supieron lo que hacían los hombres en la<br />

tierra si los demonios aéreos no se lo avisaran; porque<br />

la región celeste está muy distante de la tierra, y es muy elevada, y<br />

el aire confina por una parte con ella y por otra con la tierra.<br />

ioh admirable sabiduría! ¿Qué otra cosa sienten estos sabios de los<br />

dioses, los cuales sostienen que todos son buenos, sino que<br />

cuidan de las cosas humanas por no parecer indignos del culto y<br />

veneración que les tributan y que por la distancia de los<br />

elementos ignoran, las cosas humanas, para que se entienda que los<br />

demonios son necesarios, Y así se crea que también ellos<br />

deben ser adorados, para que por ellos puedan saber los dioses lo que<br />

pasa en las cosas humanas, y cuando fuese menester<br />

acudir al socorro de los hombres? Si esto es cierto, estos dioses,<br />

buenos tienen más noticia del demonio por la contigüidad del<br />

cuerpo que del hombre por la bondad del alma. ioh necesidad digna de<br />

la mayor compasión, o, por mejor decir, vanidad<br />

ridícula y abominable, por no llamarla ilusión fútil y despreciable!<br />

Porque si los dioses pueden ver nuestra alma con la suya libre<br />

de los impedimentos del cuerpo, para esta operación no necesitan de<br />

intermediarios los demonios; y si los dioses de la región<br />

etérea conocen por su cuerpo los indicios corporales de las almas,<br />

como son el semblante, el habla, el movimiento, infiriendo así<br />

lo que les anuncian los demonios, pueden ser también engañados con<br />

los embustes y mentiras de los demonios, esa divinidad<br />

no puede ignorar nuestras acciones. Tuviera especial complacencia en<br />

que me dijeran estos alucinados eruditos si los demonios<br />

comunicaron a los dioses cómo desagradaron a Platón las ficciones de<br />

los Poetas sobre las culpas de los dioses, y les<br />

encubrieron que ellos, se complacían con los festejos; o si les

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