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SAN AGUSTIN. OBRAS

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"Que los dioses den cosas mejores a los piadosos y aquel error a los enemigos.<br />

Rasgaban con dientes desnudos los miembros ya cortados" 69 .<br />

¿Cómo daban los dioses "cosas mejores"a los piadosos, como si fueran un bien y no un<br />

gran mal para éstos, que "rasgaban con dientes desnudos los miembros ya cortados?"<br />

Ya ves seguramente que, como el poeta pudo desear para los piadosos cosas mejores,<br />

aunque aquellas en cuya comparación las deseaba no eran buenas, así yo también pude<br />

decir: "Nosotros os reprochamos la entrega con mayor probabilidad", aunque vosotros no<br />

nos reprocharais aquélla con probabilidad. Y paso por alto que el llamar probable a algo no<br />

significa lógicamente que sea verdadero, cuando se trata de algo que puede y suele<br />

suceder, y por eso se da por bueno, esto es, se aprueba y se cree aunque no haya<br />

sucedido; en cambio, lo que es verdadero, cuando se muestra, necesariamente es<br />

probable y más probable ciertamente que aquello. Repasa los libros donde aprendiste a<br />

hablar; sin duda verás cómo no te engaño.<br />

Los donatistas aducen sólo palabras; los católicos, actas públicas<br />

LXXVI. Por ello, aunque te concediera que los vuestros han echado en cara a los nuestros<br />

con probabilidad el crimen de la entrega, no por eso sustentaría que el reproche fue<br />

verdadero, y diría con razón que nosotros lo hemos reprochado con mayor probabilidad,<br />

ya que solemos oír solamente que nos llamáis traditores, pero sin habernos leído y<br />

demostrado por las actas eclesiásticas o públicas que hemos confesado; en cambio,<br />

nosotros alegamos las actas públicas en que consta que los vuestros fueron traditores, y<br />

las eclesiásticas en que consta su confesión y que fueron abandonados al juicio de Dios.<br />

Argumento "ad hominem"<br />

LXXVII. 88. Pero no paso en silencio la ayuda tan manifiesta con que, sin advertirlo, nos<br />

favoreces muchísimo, enseñándonos las reglas del grado comparativo, y que aumenta la<br />

cualidad del positivo y no destruye lo que precede. Según esa regla tuya, de acuerdo con<br />

algunas palabras de tu carta, hemos conseguido sin dificultad la victoria de nuestra causa.<br />

Nos has dicho en el principio de tu carta, como recriminando nuestra pertinacia, que<br />

tantos documentos legales no pueden persuadirnos a nosotros de lo que es mejor y más<br />

verdadero. De donde concluyo yo, según tus artificios, que nosotros tenemos ya lo bueno<br />

y lo verdadero si no se nos puede persuadir lo que es más verdadero y mejor. Si nosotros<br />

no anulamos, para hablar como tú, vuestro bautismo más verdadero y mejor, ¿por qué<br />

anuláis vosotros el nuestro, que es verdadero y bueno?<br />

Asimismo, dijiste: "También nosotros queremos que Cristo sea el origen, la raíz y la<br />

cabeza del cristiano", y añadiste en seguida: "Pero buscamos por medio de quién se hará<br />

esto mejor". Al decir esto has concedido que un mal ministro lo hace bien, aunque uno<br />

bueno lo hace mejor. Así, pues, si nosotros no anulamos el bautismo, que decís se da por<br />

uno de los vuestros como por buen ministro, ¿por qué vosotros anuláis el nuestro, que,<br />

dado por uno de los nuestros, pretendéis ha sido dado por un mal ministro? Tú has dicho:<br />

"Buscamos quién hace mejor esto", y tu regla es que "el comparativo aumenta la cualidad<br />

del positivo". De donde se sigue que si por el vuestro, según tú piensas, se hace mejor,<br />

por el nuestro se hace bien. Por consiguiente, cuando rebautizáis al bautizado por<br />

nosotros, invalidáis con sacrílega presunción lo que según la regla tuya reconocéis como<br />

bien hecho.<br />

El uso de la metáfora<br />

LXXVIII. 89. Temo apremiar demasiado tu timidez si muestro cuán ligera y<br />

bufonescamente has atacado con tono gracioso y mordaz ciertas palabras mías expresadas<br />

en sentido metafórico: la frente por el pudor, la boca por el lenguaje, el dardo tridente por<br />

un discurso en tres partes, la bestia de tres cabezas por el error que se ensaña con tres<br />

calumnias contra la inocencia de tantos pueblos.<br />

Es mejor que reserves estas puerilidades para los niños. No me preocupa tu afirmación de<br />

que el arma de Neptuno, referencia al tridente, no le conviene al obispo, siendo como es el<br />

arma del pescador, y, por tanto, la de los apóstoles, ya que Cristo hizo a los apóstoles

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