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SAN AGUSTIN. OBRAS

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de otro mejor bien (porque mejor bien es la equidad del ánimo que la<br />

salud del cuerpo), sin duda con más justo motivo el injusto<br />

se duele en el castigo, que se alegró en el delito. Así, pues, como<br />

el contento del bien que dejó cuando pecó es testigo de la<br />

mala voluntad, así el dolor del, bien que perdió, cuando padece en el<br />

castigo la pena, es testigo de la naturaleza buena. Pues él,<br />

que se duele de la paz que perdió su naturaleza, siente el dolor por<br />

parte de algunas reliquias que le quedaron de la paz, que<br />

le hacen amar la naturaleza.<br />

Y sucede con justa razón en el último y final castigo de las penas<br />

eternas, que los injustos e impíos lloren en sus tormentos<br />

las pérdidas de los bienes naturales, y que sientan la justicia de<br />

Dios, justísima en quitárselos, los que despreciaron su<br />

liberalidad benignísima en dárselos Así, pues, Dios, con su eterna<br />

sabiduría crió todas las naturalezas, y justísimamente las<br />

dispone y ordena, y como más excelente entre todas, las cosas<br />

terrenas, formó el linaje mortal de los hombres, les repartió<br />

algunos bienes acomodados a ésta vida, es a saber, la paz temporal,<br />

de la manera que la puede haber en la vida mortal; y esta<br />

paz se la dio al hombre en la misma salud, incolumidad y comunicación<br />

de su especie; y le dio todo lo que es necesario, así para<br />

conservar como para adquirir esta paz (como son las cosas que,<br />

convenientemente cuadran al sentido, como la luz que ve, el<br />

aire que respira, las aguas que bebe, y todo lo que es a propósito.<br />

Para sustentar, abrigar, curar y adornar el cuerpo), con una<br />

condición, sumamente equitativa, de modo que cualquier mortal que<br />

usaré bien de estos bienes, acomodados a la paz de los<br />

mortales, pueda recibir otros mayores y mejores, es a saber, la misma<br />

paz de la inmortalidad, y la honra y gloria que a ésta le<br />

compete en la vida eterna para gozar de Dios y del prójimo en Dios; y<br />

el que usare mal, no reciba aquéllos y pierda éstos.<br />

CAPITULO XIV<br />

El orden y las leyes divinas y humanas tienen por único objeto el<br />

bien de la paz<br />

Todo el uso de las cosas temporales en la ciudad terrena se refiere y<br />

endereza al fruto de la paz terrena, y en la ciudad<br />

celestial se refiere y ordena al fruto de la paz eterna.<br />

Por lo cual, si fuésemos animales irracionales, no apeteciéramos otra<br />

cosa que la ordenada templanza de las partes del<br />

cuerpo, y la quietud y descanso de los apetitos; así que nada<br />

apeteciéramos fuera del descanso de la carne y la abundancia de<br />

los deleites, para que la paz del cuerpo aprovechase a la paz del<br />

alma. Porque en faltando la paz del cuerpo se impide también<br />

la paz del alma irracional, por no poder alcanzar el descanso y<br />

quietud de los apetitos. Y lo uno y lo otro junto, aprovecha a<br />

aquella paz que tienen entre sí el alma y el cuerpo, esto es, la<br />

ordenada vida y salud. Porque así como nos muestran los animales<br />

que aman la paz del cuerpo cuando huyen del dolor, y la paz del<br />

alma cuando por cumplir las necesidades de los apetitos<br />

siguen el deleite, así huyendo de la muerte bastantemente nos<br />

manifiestan cuánto amen la paz con que se procura la amistad del<br />

alma y del cuerpo.<br />

Pero como el hombre posee alma racional, todo esto que tiene de común<br />

con las bestias lo sujeta a la paz del alma<br />

racional, para que pueda contemplar con el entendimiento, y con esto<br />

hacer también alguna cosa, para que tenga una<br />

ordenada conformidad en la parte intelectual y activa, la cual<br />

dijimos que era la paz del alma racional.<br />

Debe, pues, querer que no le moleste el dolor, ni le perturbe el<br />

deseo, ni le deshaga la muerte, Sara poder conocer<br />

alguna cosa útil, y según este conocimiento, componer y arreglar su<br />

vida y costumbres. Mas para que en el mismo estudio del

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