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SAN AGUSTIN. OBRAS

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citar vuestros obispos, testimonios que anunciaban una Iglesia limpia de toda mancha de<br />

hombres malos, no se anunciaba por aquellos testimonios la que existe al presente, sino la<br />

que existirá tras esta mortalidad en la vida futura; y cualesquiera fueran los testimonios<br />

que adujeron sobre los hijos, que, según ellos, tenían una causa común con sus padres,<br />

precisamente por la culpa de los padres, no porque los hijos imitaran su malicia, no<br />

comprendiendo los testimonios divinos, los hacían oponerse entre sí, y lejos de<br />

comprender y tratar de concordar unos y otros pasajes según la diversidad de los tiempos,<br />

causas y personas, pretendían que, como ellos contra nosotros, así se oponían entre sí los<br />

documentos divinos. Nada tiene de particular que no entendieran la armonía de las<br />

Escrituras quienes no tenían paz con su Iglesia.<br />

Sólo en el siglo futuro carecerá la Iglesia de pecadores<br />

VIII. 11. Nosotros aceptábamos unos y otros documentos y demostrábamos la concordia<br />

entre ellos. Aceptábamos, en efecto, lo que citaron en la carta que aplicaba a la Iglesia: Ya<br />

no volverán a entrar en ti incircuncisos ni impuros 15 y también lo que está escrito: Dejad<br />

que ambos crezcan juntos hasta la siega 16 ; pero decíamos que esto se realizaba en el<br />

campo y aquello tendría lugar en el granero. Finalmente nos han combatido durante<br />

mucho tiempo, afirmando que la cizaña, a la que se dejó crecer junto con el trigo hasta la<br />

siega, no se encuentra en la Iglesia, sino en el mundo, y esto va contra el pensamiento del<br />

mártir Cipriano, que dijo: "Aunque se encuentra la cizaña en la Iglesia, nuestra fe o<br />

nuestra caridad no deben hallar impedimento hasta el punto de que, como vemos que hay<br />

cizaña en la Iglesia, nos apartemos nosotros de ella". Y no quieren admitir que bajo el<br />

nombre del mundo puede significarse la Iglesia, contra las palabras del Apóstol, que dijo:<br />

En Cristo estaba Dios reconciliando el mundo consigo 17 , y contra las palabras del mismo<br />

Señor, que dijo: Dios no ha enviado su Hijo al mundo para condenar el mundo, sino para<br />

que el mundo se salve por él 18 . No puede el mundo, en efecto, ser reconciliado, y por<br />

tanto ser salvado, si bajo el nombre de mundo no se entiende la Iglesia, que es la única<br />

que, reconciliada con Dios, alcanza la salud.<br />

No obstante ello, en la parábola que hemos citado del Evangelio, en que se dice que los<br />

peces buenos y los malos se encuentran mezclados en las mismas redes hasta que sean<br />

separados en la orilla, esto es, en el fin del mundo, vuestros obispos, vencidos por la<br />

evidencia de la verdad, confesaron que los malos se encuentran mezclados en la Iglesia<br />

hasta el final del mundo, aunque afirmaron estaban ocultos, ya que los desconocen los<br />

sacerdotes, como los pescadores no distinguen a los peces en las redes mientras se<br />

encuentran en el mar.<br />

Entonces, ¿cómo se entiende que pertenece a ese tiempo el testimonio profético que<br />

pusieron en su respuesta, en el que se dijo a la Iglesia: No volverán a entrar en ti<br />

incircuncisos ni impuros 19 , si se comparó a la Iglesia con las redes, en las cuales,<br />

hallándose aún en el mar, confesaron que los malos estaban mezclados con los buenos o<br />

estaban ocultos? Por donde se ve claramente que no tendrá lugar sino en el siglo futuro,<br />

después del juicio, aquello de que no volverá a entrar ningún incircunciso ni inmundo. ¡Oh<br />

violencia de la verdad, que atormenta a sus enemigos, no en la carne, sino en el corazón,<br />

hasta hacerlos confesarla contra su voluntad!<br />

Distinguir los tiempos de la Iglesia<br />

IX. 12. Ha quedado claro lo que decíamos nosotros: hay que distinguir los tiempos de la<br />

Iglesia; ella no es hoy la que será después de la resurrección; ahora tiene malos<br />

mezclados, entonces no los tendrá; aquellos testimonios divinos, en los que el Señor la<br />

presentó como totalmente ajena de toda mezcla de los malos, no se refieren a la mezcla<br />

que existe en el tiempo actual.<br />

He aquí lo que la verdad evangélica les ha forzado a confesar a quienes dijeron que ahora<br />

había malos mezclados ocultamente en la Iglesia. He aquí que al presente pasa por ella el<br />

inmundo, aunque oculto. Luego no es éste el tiempo que fue anunciado por el profeta al<br />

decir: Ya no volverán a entrar en ti incircuncisos ni inmundos 20 . Por consiguiente, ahora<br />

entran al menos ocultos. Aun eso mismo que dice: No volverán a entrar, demuestra que<br />

ellos solían antes entrar, pero que no volverán a hacerlo.<br />

Y todavía nos preguntaban malévolamente cómo pudo el diablo sembrar la cizaña en la<br />

Iglesia de Cristo, reconociendo ellos que en la Iglesia están mezclados los malos, al menos

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