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SAN AGUSTIN. OBRAS

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Entonces me dirigí a mí mismo y me dije: "¿Tú quién eres?", y respondí: "Un hombre." He<br />

aquí, pues, que tengo en mí prestos un cuerpo y un alma; la una, interior; el otro,<br />

exterior. ¿Por cuál de éstos es por donde debí yo buscar a mi Dios, a quien ya había<br />

buscado por los cuerpos desde la tierra al cielo, hasta donde pude enviar los mensajeros<br />

rayos de mis ojos? Mejor, sin duda, es el elemento interior, porque a él es a quien<br />

comunican sus noticias todos los mensajeros corporales, como a presidente y juez, de las<br />

respuestas del cielo, de la tierra y de todas las cosas que en ellos se encierran, cuando<br />

dicen: "No somos Dios" y "El nos ha hecho". El hombre interior es quien conoce estas<br />

cosas por ministerio del exterior; yo interior conozco estas cosas; yo, Yo-Alma, por medio<br />

del sentido de mi cuerpo.<br />

Interrogué, finalmente, a la mole del mundo acerca de mi Dios, y ella me respondió: "No<br />

lo soy yo, simple hechura suya".<br />

10. Pero ¿no se muestra esta hermosura a cuantos tienen entero el sentido? ¿Por qué,<br />

pues, no habla a todos lo mismo?<br />

Los animales, pequeños y grandes, la ven; pero no pueden interrogarla, porque no se les<br />

ha puesto de presidente de los nunciadores sentidos a la razón que juzgue. Los hombres<br />

pueden, sí, interrogarla, por percibir por las cosas visibles las invisibles de Dios; más<br />

hácense esclavos de ellas por el amor, y, una vez esclavos, ya no pueden juzgar. Porque<br />

no responden éstas a los que interrogan, sino a los que juzgan; ni cambian de voz, esto<br />

es, de aspecto, si uno ve solamente, y otro, además de ver, interroga, de modo que<br />

aparezca a uno de una manera y a otro de otra; sino que, apareciendo a ambos, es muda<br />

para el uno y habladora para el otro, o mejor dicho, habla a todos, mas sólo aquellos la<br />

entienden que confieren su voz, recibida fuera, con la verdad interior. Porque la verdad me<br />

dice: "No es tu Dios el cielo, ni la tierra, ni cuerpo alguno." Y esto mismo dice la<br />

naturaleza de éstos, a quien advierte que la mole es menor en la parte que en el todo. Por<br />

esta razón eres tú mejor que éstos; a ti te digo; ¡oh alma!, porque tú vivificas la mole de<br />

tu cuerpo prestándole vida, lo que ningún cuerpo puede prestar a otro cuerpo. Mas tu Dios<br />

es para ti hasta la vida de tu vida.<br />

CAPITULO VII<br />

11. ¿Qué es, por tanto, lo que amo cuando amo yo a mi Dios? ¿Y quién es él sino el que<br />

está sobre la cabeza de mi alma?<br />

Por mi alma misma subiré, pues, a él. Traspasaré esta virtud mía por la que estoy unido al<br />

cuerpo y llena su organismo de vida, pues no hallo en ella a mi Dios. Porque, de hallarle,<br />

le hallarían también el caballo y el mulo, que no tienen inteligencia 19 , y que, sin embargo,<br />

tienen esta misma virtud por la que viven igualmente sus cuerpos.<br />

Hay otra virtud por la que no sólo vivifico, sino también sensifico a mi carne, y que el<br />

Señor me fabricó mandando al ojo que no oiga y al oído que no vea, sino a aquél que me<br />

sirva para ver, a éste para oír, y a cada uno de los otros sentidos lo que les es propio<br />

según su lugar y oficio; las cuales cosas, aunque diversas, las hago por su medio, yo un<br />

alma única.<br />

Traspasaré aún esta virtud mía; porque también la poseen el caballo y el mulo pues<br />

también ellos sienten por medio del cuerpo.<br />

CAPITULO VIII<br />

12. Traspasaré, pues, aun esta virtud de mi naturaleza, ascendiendo por grados hacia<br />

aquel que me hizo.<br />

Mas heme ante los campos y anchos senos de la memoria, donde están los tesoros de<br />

innumerables imágenes de toda clase de cosas acarreadas por los sentidos. Allí se halla<br />

escondido cuanto pensamos, ya aumentando, ya disminuyendo, ya variando de cualquier<br />

modo las cosas adquiridas por los sentidos, y todo cuanto se le ha encomendado y se halla<br />

allí depositado y no ha sido aún absorbido y sepultado por el olvido.<br />

Cuando estoy allí pido que se me presente lo que quiero, y algunas cosas preséntanse al<br />

momento; pero otras hay que buscarlas con más tiempo y como sacarlas de unos

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