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SAN AGUSTIN. OBRAS

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Podía alargar la letanía con otros ejemplos semejantes, que prueban con toda claridad que<br />

el endurecimiento del corazón es efecto de un secreto juicio de Dios, que, al impedirnos<br />

estar a la escucha de la verdad, nos hace caer en pecado, de suerte que este pecado es<br />

castigo de un pecado anterior; porque es ciertamente pecado dar crédito a la mentira y no<br />

dar fe a ]a verdad. Y este pecado viene de la ceguera de corazón, que, por un secreto y<br />

justo juicio de Dios, aparece como castigo divino. Para probarlo escribe el Apóstol a los de<br />

Tesalónica: Por no haber aceptado el amor a la verdad, que les hubiera salvado, por eso<br />

Dios les envía un poder del error, para que crean en la mentira 23 . Tienes aquí un pecado y<br />

un castigo del pecado. Ambas cosas son evidencia. El Apóstol lo expresa breve y<br />

claramente; pero tú trabajas en vano, por arrimar a tu error sus palabras.<br />

13. ¿Qué quieres decir con estas palabras: "Cuando se dice son entregados a sus deseos,<br />

se entiende que pueden ser abandonados por la paciencia de Dios, no que con su poder<br />

los entregue al pecado?" Precisamente el Apóstol hace mención de estas dos virtudes<br />

divinas, de la paciencia y del poder, en este pasaje: Dios, queriendo mostrar su cólera y<br />

demostrar su poder, soportó con gran paciencia vasos de ira preparados para la perdición<br />

24 . Y ¿a cuál de las dos se refiere el profeta en estas palabras: Y, si yerra el profeta y<br />

habla, yo, el Señor, he seducido a ese profeta; extenderé mi mano sobre él y lo<br />

exterminaré de en medio de mi pueblo, Israel? 25 ¿Se refiere al poder o a la paciencia? Ora<br />

elijas una de las dos, ora ambas a la vez, es cierto que en labios de un falso profeta existió<br />

un pecado y un castigo de pecado. ¿Vas a decir que las palabras: Yo, el Señor, seduje a<br />

ese profeta, significan que lo abandonó para que, seducido por sus méritos, errase?<br />

Interprétalo como te plazca, pero no es menos cierto que fue castigado por su pecado<br />

para que, pecando de nuevo, anunciara falsedades.<br />

Examinemos atentamente la visión del profeta Miqueas: Vio -dice-al Señor sentado en su<br />

trono, y todo el ejército del cielo estaba a su lado, a derecha e izquierda. Y dijo el Señor:<br />

"¿Quién engañará a Ajab, rey de Israel, para que suba y caiga en Ramot de Galaad?" Y<br />

uno decía una cosa y otro otra. Se adelantó el Espíritu, se puso ante él y dijo: "Yo lo<br />

engañaré" El Señor dijo: "¿De qué modo?" Respondió: "Iré y me haré espíritu de mentira<br />

en boca de todos los profetas". Y dijo: "Lo engañarás y vencerás. Vete y hazlo así" 26 .<br />

¿Qué vas a decir a esto? Pecó el rey al dar crédito a falsos profetas. Este pecado era<br />

castigo de otro pecado; por juicio secreto de Dios, envía un ángel malo para hacernos<br />

comprender mejor estas palabras del salmista: Lanzó contra ellos el fuego de su cólera<br />

por medio de sus ángeles malos. ¿Se podrá acusar a Dios de error, de injusticia, de<br />

temeridad en sus juicios o en sus actos? De ningún modo. No en vano se lee en el salmo:<br />

Tus juicios, hondo abismo 27 . No en vano clama el Apóstol: ¡Oh profundidad de las<br />

riquezas de la sabiduría y ciencia de Dios! ¡Cuán inescrutables son tus juicios, e<br />

irrastreables tus caminos! ¿Quién conoció el pensamiento del Señor? ¿Quién fue su<br />

consejero? ¿Quién le dio primero para que le recompense? 28 No elige a nadie porque sea<br />

digno, sino que, al elegirlo, lo hace digno; pero a nadie castiga si no es digno de castigo.<br />

Misterio insondable de predestinación y reprobación<br />

IV. 14. Escribes: "Dice el Apóstol: La bondad de Dios te invita a la conversión". Es verdad.<br />

Hay pruebas; pero invita al que predestinó, aunque él, por la dureza e impenitencia de su<br />

corazón, atesore, en cuanto de él depende, cólera para el día de la ira y revelación del<br />

justo juicio de Dios, que dará a cada uno según sus obras. Por grande que sea la bondad<br />

de Dios, ¿quién hará penitencia, si Dios no se lo concede? ¿Has olvidado lo que dice el<br />

mismo doctor: Por si Dios les da la conversión que les haga conocer la verdad, y se libren<br />

de los lazos del diablo? 29 Pero sus juicios son un abismo profundo.<br />

Cierto, si permitimos a algunos, sobre los que tenemos autoridad, cometer crímenes ante<br />

nuestros ojos, somos, como ellos, culpables. ¡Y cuán incontables son los crímenes que<br />

Dios permite cometer ante su vista, y que no se cometerían si él no quisiera! Sin embargo,<br />

Dios es justo y bueno, y con paciencia da lugar a la conversión y no quiere que nadie<br />

perezca; porque el Señor conoce a los suyos 30 y todo coopera al bien de los que ha<br />

llamado según su decreto. No todos los llamados lo son según su voluntad, pues muchos<br />

son los llamados, pocos los elegidos 31 . Todos los elegidos han sido llamados según su<br />

voluntad. Por eso se dice en otro lugar: Ayudado por la fuerza de Dios, que nos ha salvado<br />

y nos ha llamado con una vocación santa; no por nuestras obras, sino por su propia<br />

voluntad y gracia, que nos dio en Cristo Jesús desde la eternidad 32 . Por último, como

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