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SAN AGUSTIN. OBRAS

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significando cómo había de quitarse el sacerdocio que<br />

se había instituido según Aarón<br />

Pero esto con mayor claridad lo dice un hombre de Dios, a quien el<br />

mismo Dios envió al sacerdote Helí, cuyo nombre,<br />

aunque se calla, no obstante, por su oficio y ministerio se deja<br />

entender que es profeta, porque dice la Escritura: «Y vino un<br />

hombre de Dios a Helí, y le dijo: Esto dice el Señor; yo me descubrí<br />

y manifesté a la casa de tu padre, cuando estaban en Egipto<br />

sirviendo en la casa de Faraón, y elegí la casa de tu padre entre<br />

todas las familias de Israel para que me sirviesen y ministrasen<br />

en el sacerdocio, subiesen a mi altar, me ofreciesen incienso y<br />

vistiesen el Efod, y señalé para la comida y sustento de la casa<br />

de tu padre parte de todos los sacrificios de los hijos de Israel,<br />

que se hacen con fuego. Pero, ¿por qué, hollado o envilecido mi<br />

incienso y mi sacrificio, honraste más a tus hijos que a mi comiendo<br />

con ellos las primicias de todos los, sacrificios que el pueblo<br />

de, Israel ofreció en mi acatamiento? Por ello dice el Señor Dios de<br />

Israel, yo dije y tenía propuesto que tu casa y la casa de tu<br />

padre anduviesen delante de mí para siempre, y ahora, dice el Señor,<br />

no ha, de ser así, sino a los que me honraren los he de<br />

honrar, y a los que me despreciaren los he de despreciar. Mira que ha<br />

de venir día en que he de extirpar y asolar tu<br />

descendencia y la descendencia de la casa de tu padre, y no verás<br />

jamás anciano alguno de los tuyos en mi casa, y extirparé<br />

el varón de los tuyos, de mi altar para que desfallezcan sus ojos y<br />

se deshaga su espíritu, y los que quedaren de tu casa<br />

morirán a cuchillo y te servirá de señal lo que sucederá a tus dos<br />

hijos Ophni y Finees, que morirán en un día, Y yo me<br />

proveeré de un sacerdote fiel que me sirva en todo conforme a mi<br />

corazón y mi alma, le edificaré una casa fiel y andará siempre<br />

en la presencia de mi Cristo, y sucederá que el que hubiere quedado<br />

de tu casa vendrá a adorarle por un óbolo de plata, diciendo:<br />

Acomódame en alguna parte de tu sacerdocio para que pueda<br />

sustentarme.»<br />

No hay testimonio igual a esta profecía, donde tan claramente se<br />

profetiza el cambio del antiguo sacerdocio sin que<br />

pueda decirse que se cumplió en Samuel. Pues aunque es cierto que<br />

Samuel no era de otra tribu, sino de la que estaba<br />

señalada para el servicio del Señor en el santuario y en el altar,<br />

con todo, no era de la estirpe de los hijos de Aarón, cuya<br />

descendencia estaba designada para que de ella se escogiesen los<br />

sacerdotes; por lo cual podemos decir aquí que hubo una<br />

sombra y figura del mismo cambio que había de haber con la venida de<br />

Jesucristo.<br />

Y la misma profecía en el hecho, no en las palabras, propiamente<br />

pertenecía al Viejo Testamento y figuradamente al<br />

Nuevo, significándose en el hecho lo que de palabra dijo el profeta<br />

al sacerdote Helí; porque después hallamos que hubo<br />

sacerdotes del linaje de Aarón como fueron Sadoch y Abiathar en<br />

tiempo de David, y después otros, antes que llegase el tiempo<br />

en que convenía que sucediesen por medio de Jesucristo todas estas<br />

cosas que con tanta anticipación estaban profetizadas<br />

acerca de mudarse el sacerdocio.<br />

¿Quién, al mirar con ojos fieles todo esto, no dirá que todo está ya<br />

cumplido? Ya no tienen los judíos tabernáculo ni<br />

templo alguno, ni altar ni sacrificio, y, por consiguiente, ningún<br />

sacerdote que, según la ley de Dios, fuese de la estirpe Y<br />

descendencia de Aarón; lo cual se refirió igualmente aquí, diciendo<br />

el profeta: «Esto dice el Señor Dios de Israel: Yo tenía<br />

determinado Que tu casa y la casa de tu padre anduviesen<br />

perpetuamente delante de mí; pero ahora, dice el Señor, no será<br />

así; sino que a los que me honraren los honraré, y a los que me<br />

despreciaren los despreciaré.» Con decir la casa de su padre<br />

es claro, que no habla del padre próximo e inmediato, sino de aquel<br />

Aarón a quien primero instituyeron y ordenaron sacerdote,

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