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SAN AGUSTIN. OBRAS

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pueda hacernos enrojecer de vergüenza, pero que es necesario avergonzarse de los<br />

miembros sexuales, y, en consecuencia, no se pueden contar entre las obras de Dios; pero<br />

a renglón seguido confiesa que la concupiscencia no sólo es honesta, sino justa, porque<br />

Dios, con todo, la dio a nuestro cuerpo el día de la creación. En el tercer libro de mi obra<br />

primera demostré que el castigo no se puede identificar con la culpa" 40 .<br />

Ag.- No demostraste lo que en vano te jactas haber probado; en un lugar olvidas, incluso,<br />

lo que con anterioridad dijiste; has confesado que la culpa puede identificarse con el<br />

castigo del pecador. En mi respuesta anterior 41 te demostré con bastante claridad esta<br />

misma doctrina, apuntalada con un testimonio del Apóstol; en él prueba que unos pecados<br />

pueden ser castigos de otros pecados, después de decir que algunos han transferido la<br />

gloria debida al Dios incorruptible a imágenes de hombres corruptibles y a figura de aves,<br />

cuadrúpedos y reptiles; y demuestra a continuación que este pecado es castigado con<br />

otros pecados. Por lo cual, Dios los entregó a los deseos impuros de su corazón, de<br />

manera que deshonraron entre sí sus propios cuerpos 42 , y lo restante que se lee en dicho<br />

pasaje. Y no se leería en el salmo: Pon iniquidad sobre su iniquidad y no entren en tu<br />

justicia 43 , si, por justo juicio de Dios, los pecados anteriores no fueran castigados con<br />

nuevos pecados.<br />

No hay contradicción<br />

32. Jul.- "No hace falta, por consiguiente, extenderme más sobre este punto; señalo sólo<br />

la acritud de un dialéctico que persiste en atribuir a Dios lo que, según él, Dios no ha<br />

creado, pues declara que no rima con el poder de Dios, aunque sí con su justicia".<br />

Ag.- Evidentemente, no comprendes en qué sentido se dice: Dios no es autor de la<br />

muerte 44 ; sin embargo, es sentencia de Dios: El que peca muere. Conviene a la justicia<br />

de Dios que muera el pecador, aunque la muerte no armoniza con la obra de Dios, porque<br />

Dios no es autor de la muerte. Justo es su juicio, cada uno debe morir por su pecado, y<br />

Dios no es autor del pecado, como no es autor de la muerte; con todo, da muerte al que<br />

juzga digno de morir. Por eso se lee: Dios no es autor de la muerte; y en otro lugar:<br />

Muerte y vida vienen del Señor Dios 45 . No hay contradicción entre estos dos textos, si se<br />

distingue entre obras y juicios de Dios; si tú hubieras hecho esta distinción, no habrías<br />

dicho tantas vaciedades.<br />

Juliano teme más el sonrojo que el error<br />

33. Jul.- "En las obras de Dios nada hay que haga enrojecer. ¿Puede existir en sus<br />

sentencias suma ignominia? Porque es cierto que toda culpa merece castigo. Sin embargo,<br />

la confusión debida a la falta se convertirá en instrumento de la justicia divina. ¿De suerte<br />

que se puede, sin vergüenza, nombrar el pecado del hombre y no se puede, sin infamia,<br />

nombrar la justicia de Dios?"<br />

Ag.- ¿Por qué confundes lo que ya está explicado e involucras lo que resuelto quedó, si no<br />

es para presumir ante los ignorantes -y entre los hombres hay muchos- de que dices algo,<br />

cuando no dices nada? Eres hombre que, más con la desvergüenza que con la elocuencia,<br />

intentas convencer que uno no debe sonrojarse, o, al menos, no mucho, de las apetencias<br />

que surgen en la carne contra el espíritu, al que debe estar sometida; y que no es justo<br />

juicio de Dios abandonar al pecador para que sufra en sí mismo el castigo después de<br />

haberse alejado de Dios, felicidad verdadera; o que el hombre debe, sí, avergonzarse de<br />

su pecado, no de su castigo; mientras que, en realidad, la mayor parte de los hombres no<br />

se avergüenzan de sus pecados si no sufren las consecuencias del castigo que les<br />

confunde, lo que no puede hacer la impunidad.<br />

Pero contra cosas tan evidentes, ¿qué espíritu cultivado se puede rebelar de no haber sido<br />

abandonado por la verdad? Con toda libertad hablamos de ambas cosas: de lo que el<br />

hombre hace con plena libertad y de lo que sufre contra su querer; esto es, de la<br />

desobediencia del espíritu y de la rebelión de la carne contra el espíritu. Tú sentías sonrojo<br />

de nombrar una de estas dos cosas por temor a proporcionarnos una pista para descubrir<br />

tu error. Ahora, cuando nombras la concupiscencia de la carne y la libido, para no<br />

avergonzarte del nombre de tu protegida, temes más el sonrojo que el error.<br />

Dios permite el engaño a los embusteros

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