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SAN AGUSTIN. OBRAS

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ellos, no por él, porque brotaron, porque socorrieron su indigencia. Por esto dice a<br />

continuación: No digo esto porque me haya faltado algo; porque he aprendido a bastarme<br />

con las cosas que tengo. Sé lo que es tener poco y lo que es abundar; he probado todas<br />

las cosas y estoy hecho a todo: a estar harto, a tener hambre, a abundar y a padecer<br />

penuria; todo lo puedo en aquel que me conforta 123 .<br />

40. ¿En qué, pues, te gozas, oh gran Pablo? ¿En qué te gozas? ¿En qué te apacientas, ¡oh<br />

hombre!, renovado en el conocimiento de Dios, según la imagen de aquel que te ha<br />

creado 124 , ya alma viva por tan gran continencia, ya lengua voladora que habla misterios?<br />

Porque a tales animales les es debido este manjar. ¿Qué es lo que te alimenta? La alegría.<br />

Oigamos lo que sigue: Sin embargo -dice-, hicisteis bien participando de mi tribulación 125 .<br />

De esto es de lo que se goza, de esto es de lo que se alimenta: porque obraron bien con<br />

él, no porque fuera aliviada su angustia, según aquel que te dice: En la tribulación me<br />

ensanchaste 126 ; porque también supo en ti, que eres quien le confortas, lo que es<br />

abundar y padecer penuria. Porque también vosotros, ¡oh filipenses!-dice-, sabéis que en<br />

el principio de mi predicación, cuando salí de Macedonia, ninguna iglesia me asistió con<br />

sus bienes en razón de lo dado y recibido, sino únicamente vosotros; porque una y más<br />

veces enviasteis a Tesalónica con qué atender a mis necesidades 127 . Gózase ahora de que<br />

hayan vuelto a estas buenas obras, y se alegra que hayan brotado como la fertilidad del<br />

campo que revive.<br />

41. Pero ¿es acaso por razón de sus necesidades por lo que dijo: Me enviasteis para<br />

remedio de mis necesidades? ¿Es acaso por esto por lo que se goza? No es por esto. Mas ¿<br />

de dónde sabemos esto? De lo que él mismo añade, diciendo: No porque busque la<br />

dádiva, sino porque exijo el fruto 128 . He aprendido de ti, Dios mío, a distinguir entre el<br />

don y el fruto. Don es la cosa que da quien socorre tales necesidades, como, por ejemplo,<br />

el dinero, la comida, la bebida, el vestido, el hospedaje, la ayuda. Mas el fruto es la buena<br />

y recta voluntad del dador. Porque no dice solamente el Maestro El que recibiere al<br />

profeta, sino que añadió en nombre del profeta. Ni dijo solamente: El que recibiere al<br />

justo, sino añadió: en nombre del justo; porque así es como recibí aquél la merced del<br />

profeta y éste la del justo. Ni dijo solamente: El que diera a uno de mis pequeñuelos un<br />

vaso de agua fría, sino que añadió: únicamente en nombre del discípulo; y así agregó: En<br />

verdad os digo que no perderá su recompensa. Don es recibir al profeta, recibir al justo,<br />

dar un vaso de agua fría al discípulo; fruto, hacer esto en nombre del profeta, en nombre<br />

del justo, en nombre del discípulo 129 . Con el fruto era apacentado Elías por la viuda, que<br />

sabía que alimentaba a un hombre de Dios y como a tal le alimentaba; mas por el cuervo<br />

era alimentado con el don. Ni era el Elías interior, sino el exterior, el que era alimentado, y<br />

que a su vez era quien por falta de tal alimento podía destruirse.<br />

CAPITULO XXVII<br />

42. Por eso diré lo que es verdadero en tu presencia, Señor. Cuando hombres idiotas e<br />

infieles 130 -para iniciar y ganar a los cuales son necesarios los sacramentos de iniciación y<br />

las grandezas de los milagros, los cuales creemos que han sido significados con los<br />

nombres de peces y cetáceos -reciben corporalmente a tus siervos para sustentarlos o<br />

ayudarlos en alguna necesidad de la vida presente, ignorando el motivo por qué lo deben<br />

hacer y a qué clase de aquéllos pertenezcan, y así ni aquéllos sustentan a éstos, ni éstos<br />

son sustentados por aquéllos; porque ni aquéllos obran estas cosas con santa y recta<br />

voluntad, ni éstos se alegran con las dádivas de aquéllos, en los que no ven todavía fruto.<br />

Porque, realmente, el alma se apacienta de aquello de que se alegra. Y ésta es la razón<br />

por que los peces y los cetáceos no comen de los manjares que no germinan, sino la tierra<br />

distinta y separada ya de la amargura de las olas marinas.<br />

CAPITULO XXVIII<br />

43. Y viste, Señor, todas das cosas que hiciste y hallaste que todas eran muy buenas;<br />

también nosotros las vemos, y nos parecen todas muy buenas. En cada uno de los géneros<br />

de tus obras, cuando dijiste que fuesen y fueran hechas, viste que cada uno de ellos era<br />

bueno. Siete veces he contado que dice la Escritura que viste que era bueno lo que<br />

creaste, y la octava nos dices que viste todas las cosas que hiciste y que no sólo eran<br />

buenas, sino muy buenas, todas ellas en conjunto. Porque tomadas cada una de por sí,<br />

son todas buenas; pero todas ellas juntas son buenas y muy buenas. Esto mismo nos<br />

dicen también los cuerpos que son hermosos; porque más hermoso es sin comparación el<br />

cuerpo cuyos miembros todos son hermosos que no cada uno de los miembros, de cuya

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