09.05.2013 Views

SAN AGUSTIN. OBRAS

SAN AGUSTIN. OBRAS

SAN AGUSTIN. OBRAS

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

otra mala. Los pelagianos y celestianos sostienen que la naturaleza humana fue creada<br />

buena por un Dios bueno, pero que es de tal modo sana en los niños que nacen, que en<br />

aquella edad no necesitan la medicina de Cristo.<br />

Reconoce, pues, tu nombre en tu propia doctrina. ¡Déjate de echar en cara a los católicos<br />

que te refutan la doctrina y el nombre ajeno! Porque la verdad desmiente a los dos: a los<br />

maniqueos y a vosotros. En efecto, dice a los maniqueos: ¿No babéis leído que el Creador<br />

en el principio los creó hombre y mujer, y dijo: "Por eso abandonará el hombre a su padre<br />

y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne?" De modo que ya no<br />

son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre 9 . De<br />

este modo ha demostrado que Dios es el creador de los hombres y el unidor de los<br />

cónyuges, contra los maniqueos, que niegan ambas cosas. Y a vosotros también os dice:<br />

El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido 10 . Con todo,<br />

vosotros, cristianos egregios, responded a Cristo: "Si has venido a buscar y a salvar lo que<br />

estaba perdido, ¡no has venido para los niños! -éstos no estaban perdidos, y han nacido<br />

sanos y salvos-. ¡Vete a los mayores! Te lo ordenamos con tus propias palabras: No tienen<br />

necesidad de médico los sanos, sino los enfermos" 11 .<br />

Así sucede que Manés, al afirmar que el hombre está mezclado con una naturaleza mala,<br />

quiere por ello, al menos, que el alma buena sea salvada por Cristo. En cambio, tú porfías<br />

en que Cristo nada tiene que salvar en los párvulos, puesto que gozan de buena salud. Por<br />

esto, Manés rebaja con maledicencia a la naturaleza humana. Pero tú la ensalzas con<br />

crueldad porque todos cuantos te crean a ti, halagador, no ofrecerán sus niños pequeños<br />

al Salvador. Dándote cuenta de tales maldades, ¿de qué te sirve no temer a lo que te<br />

sucede? Mejor te sería tener temor saludable. Te harías un hombre en lugar de una fiera<br />

que, asediada por plumas, va a caer en la red. Pero sería necesario que te mantuvieses en<br />

la verdad y no tuvieras miedo de profundizar en ella.<br />

Desgraciadamente, estás tan ajeno a los temores, que, si los tuvieras, podrías evitar el<br />

precipitarte en las malignas redes. Por esto, la Madre católica te atemoriza, porque<br />

también teme por ti y por otros a causa tuya. Y si actúa, por medio de sus hijos, con<br />

alguna autoridad para que temas, no lo hace por crueldad, sino por caridad. En cambio,<br />

tú, hombre muy valiente, crees que es cobardía temer a los hombres. Teme entonces a<br />

Dios, y no quieras intentar destruir con tanta obstinación los fundamentos antiguos de la<br />

fe católica. Aunque ¡ojalá que este valor tuyo, tan orgulloso en esta cuestión, temiese a<br />

los hombres! ¡Ojalá, repito, te causara pavor, al menos, la cobardía antes de que te<br />

hiciera perecer la audacia!<br />

Parte segunda<br />

Refutación<br />

A) Concupiscencia, matrimonio y pecado en Adán y Noé<br />

Reflexión sobre el orden que va a seguir<br />

IV. 10. Voy a examinar también lo que él añade. Y no sé qué hacer si recorrer los puntos<br />

suyos, para responder uno por uno, o bien, omitidos los que coinciden con la fe católica,<br />

tratar y refutar solamente aquellos en los cuales se aparta del camino de la verdad y se<br />

esfuerza en sembrar la herejía pelagiana entre los planteles católicos como brotes<br />

venenosos. Esto es lo más breve, sin duda. Pero creo que hay que procurar que ninguno<br />

piense, al leer este libro mío sin conocer todas las palabras dichas por él, que no he<br />

querido mencionar los principios de los cuales dependen estas razones suyas y de dónde<br />

pueda deducirse, como una consecuencia lógica, que son verdaderas aquellas razones que<br />

yo refuto como falsas. Por lo tanto, que el lector no se sienta molesto al tener que prestar<br />

atención y examinar detenidamente ambas cosas incluidas en este opúsculo mío, a saber,<br />

lo que él ha dicho y lo que yo mismo respondo.<br />

Una acusación falsa: el título<br />

11. El que envió el escrito a tu caridad ha titulado los textos que siguen de este modo:<br />

"Contra aquellos que condenan el matrimonio y atribuyen su fruto al diablo". Por lo tanto<br />

esto no va contra nosotros, porque nosotros ni condenamos el matrimonio, al que<br />

alabamos con el mérito debido en su rango, ni atribuimos su fruto al diablo. Ciertamente

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!