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SAN AGUSTIN. OBRAS

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de caridad, mediante el cual permaneció rebosante de paz con los colegas que pensaban<br />

de otra manera, y su martirio glorioso en la unidad de la Iglesia, demostraron a la<br />

perfección que él fue un sarmiento fructífero en la raíz de Cristo, que el Padre purificaría<br />

de ese error para que pudiera aportar un fruto mayor. Así, en efecto, dice el mismo Jesús:<br />

Todo sarmiento que en mí dé fruto lo poda mi Padre para que dé mayor fruto 18 .<br />

Demuestra que incluso en los sarmientos fructuosos el viñador del cielo encuentra algo<br />

que purificar. ¿Quién de nosotros puede compararse con el apóstol Pedro, aunque nunca<br />

hayamos forzado a judaizar a los pueblos, cosa que hacía él 19 cuando no caminaba<br />

rectamente según la verdad del Evangelio? Por eso, al ser corregido por el apóstol Pablo,<br />

inferior a él, con una saludable amonestación, dejó a la posteridad un ejemplo más útil de<br />

humildad que si no hubiera existido en él nada digno de corrección.<br />

Elocuente testimonio por la paz que nos legó Cipriano<br />

IX. 10. Por consiguiente, establecidos en esta Iglesia, que no pudo ni podrá perecer por el<br />

contagio de los malos, ya ocultos, ya también manifiestos, no tememos calumnia alguna,<br />

venga del hombre que venga. Pues si son malos, los buenos sin duda o los desconocen o<br />

al manifestarse los condenan en sus tribunales según las leyes eclesiásticas; o también, si<br />

los conocen y no pueden condenarlos al no haber sido acusados ante ellos ni quedado<br />

convictos, los toleran, en bien de la paz de la Iglesia, no sólo sin merecer reprensión, sino<br />

aun haciéndose acreedores al elogio; ni, rompiendo las redes del Señor a causa de los<br />

peces malos, se separan, para su condenación, antes de llegar a la ribera. Si quieren hacer<br />

esto, dejando de lado los innumerables testimonios sacados de las divinas Escrituras que<br />

se lo prohíben, los retiene ciertamente el testigo que tú citaste, el bienaventurado<br />

Cipriano, que clama y atestigua: "Aunque se ve que hay cizaña en la Iglesia, no debe<br />

impedir nuestra fe y nuestra caridad; de modo que, aunque veamos que hay cizaña en la<br />

Iglesia, nos separemos nosotros mismos de ella".<br />

Y nos exhorta no sólo con la palabra, sino también con su ejemplo, ya que soportó por el<br />

vínculo de la unidad a sus colegas que se apropiaban de las propiedades con insidiosos<br />

fraudes, que aumentaban sus intereses multiplicando las usuras, cuya avaricia<br />

comprendió, conforme al Apóstol que no era un vicio ligero, sino una idolatría 20 ; y no por<br />

eso se hizo uno de tantos por el contagio. Se separó de ellos por la diversidad de sus<br />

costumbres, no por la división de los sacramentos; y no tocó nada inmundo, pero<br />

alejándose con horror de sus hechos, no reuniendo aparte al pueblo.<br />

Vosotros, en cambio, mientras tomáis en sentido carnal lo dicho por el profeta Isaías:<br />

Apartaos, salid de en medio de ellos y separaos, dice el Señor, y no toquéis cosa inmunda<br />

21 , y cosas semejantes que se dicen en las Escrituras; mientras tomáis, digo, no en sentido<br />

espiritual, sino carnal, estas cosas, aparecéis ni más ni menos como aquellos que<br />

condenaba el mismo profeta porque decían: No me toquéis, porque soy puro 22 .<br />

Finalmente, cuando juzgasteis bien al revés que debíais evitar los pecados ajenos,<br />

cometisteis otros propiamente vuestros: un sacrílego cisma al dividir a los pueblos, y una<br />

sacrílega herejía al juzgar con espíritu impío contra las promesas anunciadas y cumplidas<br />

por Dios en relación con la Iglesia difundida por el orbe entero. Pues si, como piensas y<br />

reprendes nuestro hablar, una y la misma sociedad de los hombres perdidos no es a la vez<br />

cisma y herejía, no hubiera dicho el bienaventurado Cipriano en la misma carta, de donde<br />

he tomado este testimonio sobre la cizaña que se halla en la Iglesia, a los confesores que<br />

felicitaba por haberse librado del cisma de los novacianos: "Lamentaba con gran dolor y<br />

me veía muy angustiado por no poder estar en comunión con aquellos a quienes ya había<br />

comenzado a amar, ya que al salir de la cárcel os ha aceptado el error del cisma y de la<br />

herejía". No quieras, pues, contra una verdad tan clara o declinar falazmente una y otra<br />

cosa, o elegirte una de las dos, la que parece más suave, ya que eres cismático por tu<br />

separación sacrílega y hereje por tu doctrina sacrílega.<br />

Las verdades que tienen los donatistas fueron recibidas de la Iglesia<br />

X. 11. No os ufanéis de que no declaramos nulo vuestro bautismo. No es propiamente<br />

vuestro, sino de la Iglesia católica que seguimos, de la cual lo llevasteis, cuando os<br />

apartasteis, no para vuestra salud, sino para vuestra perdición. Pues los vasos del Señor<br />

habían permanecido siendo santos, aun entre los extranjeros. Por eso el rey que tuvo la<br />

osadía de usarlos afrentosamente fue castigado por la ira de Dios. Tampoco el arca de la<br />

Alianza capturada por los enemigos perdió en modo alguno su poder de santificación.

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