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SAN AGUSTIN. OBRAS

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Dios. Era el día veinticuatro del sexto mes, el año segundo del rey Darío 29 . He aquí cómo<br />

se señala hasta el día en que comenzaron a trabajar en la casa de Dios.<br />

Pienso que ni aquellos varones ni aquel pueblo eran inmundos cuando trabajaban en la<br />

casa de Dios, sobre todo porque les había dicho el Señor: Yo estoy con vosotros, y había<br />

excitado el Señor su espíritu para trabajar bien en su casa. Finalmente, ved lo que sigue.<br />

Lo enlaza la misma Escritura y dice: El día veintiuno del séptimo mes fue dirigida la<br />

palabra del Señor, por medio del profeta Ageo, en estos términos: Habla ahora a<br />

Zorobabel, hijo de Salatiel, de la tribu de Judá; a Jesús, hijo de Josedec, sumo sacerdote,<br />

y al resto del pueblo, y di: ¿Quién queda entre vosotros que haya visto esta casa en su<br />

primer esplendor? Y ¿qué es lo que veis ahora? ¿No es como nada a vuestros ojos? ¡Mas<br />

ahora ten ánimo, Zorobabel, dice el Señor; ánimo, Jesús, hijo de Josedec, sumo<br />

sacerdote; ánimo, pueblo todo de la tierra! Dice el Señor: y mi espíritu preside en medio<br />

de vosotros. ¡No temáis! Porque así dice el Todopoderoso: dentro de muy poco tiempo<br />

sacudiré yo los cielos y la tierra, el mar y el suelo firme, sacudiré a todas las naciones,<br />

para que vengan los tesoros de todas las naciones, y llenaré de gloria a esta Casa, dice el<br />

Señor todopoderoso 30 ; y todo lo restante que añade profetizando los acontecimientos<br />

futuros. Esto suele aplicarse con mayor justeza a los tiempos de nuestro Señor Jesucristo,<br />

cuyo pueblo es el templo más auténtico y más santo de Dios, que no está precisamente en<br />

los que se toleran por hallarse mezclados, sino sólo en aquellos que al presente están<br />

separados de los demás por su vida santa, y después han de estarlo también<br />

corporalmente.<br />

Sin embargo, está a la vista cómo ha exhortado y recomendado el Señor a aquel pueblo, a<br />

quien se anunció esto y que trabajaba entonces en la casa del Señor, donde estaban<br />

también aquellos dos, Zorobabel, hijo de Salatiel, y Jesús, hijo de Josedec, en estas<br />

palabras del profeta que hemos citado sin cambiar nada. ¿Podemos acaso decir que es<br />

impuro este pueblo y que quien se llegue a él quedará manchado, pueblo al que se dice:<br />

Ahora ten ánimo, Zorobabel, dice el Señor; ánimo, Jesús, hijo de Josedec, sumo<br />

sacerdote; ánimo, pueblo todo de la tierra, dice el Señor, y mi espíritu preside en medio<br />

de vosotros? 31 ¿Hay alguien tan demente que diga que éste es un pueblo tal que quien se<br />

acerque a él quedará manchado?<br />

31. Atended ahora, pues, qué es lo que añade a continuación la Escritura después de la<br />

profecía que se dirigió a este pueblo sobre los tiempos de Cristo: El día veinticuatro del<br />

noveno mes, el año segundo de Darío, fue dirigida la palabra del Señor al profeta Ageo en<br />

estos términos: Así dice el Señor todopoderoso: Pregunta a los sacerdotes sobre la Ley.<br />

Di: "Si alguien lleva carne sagrada en la halda de su vestido, y toca con su halda pan,<br />

guiso, vino, aceite o cualquier otra comida, ¿quedará santificada?" Respondieron los<br />

sacerdotes y dijeron: "No". Continuó Ageo: "Si alguien manchado por el contacto de un<br />

cadáver toca alguna de esas cosas, ¿queda ella impura?" Respondieron los sacerdotes y<br />

dijeron: "Sí, queda impura". Entonces Ageo tomó la palabra y dijo: "Así es este pueblo, así<br />

esta nación delante de mí, dice el Señor, así toda la labor de sus manos. Y cualquiera que<br />

se acerca allí quedará manchado por su precoz presunción a la vista de sus trabajos; y<br />

vosotros aborrecíais a los que reprobaban en las puertas" 32 .<br />

¿Qué pueblo es éste tan inmundo que mancha a quien se acerque a él? ¿Es acaso aquel a<br />

quien se dijo: Ten buen ánimo, en medio de vosotros preside mi espíritu? 33 No puede ser<br />

aquél. Por consiguiente, había dos, uno inmundo y otro al que se prohíbe acercarse al<br />

inmundo, al que se exhortaba a tener buen ánimo, porque el Espíritu del Señor estaba en<br />

medio de ellos. Por tanto, si eran dos, que se nos muestren también los dos templos, uno<br />

en el que entraba éste y otro en el que entraba el otro; que se nos muestren también dos<br />

altares, uno en el que ofrecía víctimas uno y otro en el que las ofrecía el otro; que se nos<br />

muestren también los sacerdotes, unos del uno y otros del otro, que sacrificaban<br />

separadamente cada uno por su pueblo.<br />

Si alguien intenta sostener esto, no está en su sano juicio: estos pueblos estaban en un<br />

solo pueblo, bajo un sumo sacerdote, entrando en un solo templo, al igual que bajo un<br />

solo Moisés había unos que ofendían a Dios y otros que le eran gratos, de los cuales dice<br />

el Apóstol: No todos ellos fueron del agrado de Dios. No dijo: "En su totalidad no fueron<br />

del agrado de Dios", como si todos hubieran desagradado a Dios, sino: No todos ellos<br />

fueron del agrado de Dios 34 , es decir, que se complació en algunos, no en todos.<br />

Y, no obstante, todos estaban bajo los mismos sacerdotes, en uno y el mismo tabernáculo,

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