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SAN AGUSTIN. OBRAS

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endito sobre todas las cosas por siempre, o que ha sido el Espíritu Santo, aunque<br />

también él sea Dios, ya que esta Trinidad es un solo Dios? Por eso Pedro, habiendo dicho a<br />

un hombre: Has osado mentir al Espíritu Santo, añadió a continuación qué es el Espíritu<br />

Santo y dijo: No has mentido a los hombres, sino a Dios 59 .<br />

Finalmente, aunque digáis que ha sido lavado y purificado por un ángel, suponiendo que<br />

desconoce la conciencia manchada del que lo da indignamente, mirad que los santos,<br />

cuando resucitan para la vida eterna, serán, como se ha dicho de ellos, semejantes a los<br />

ángeles de Dios. Y por ello, todo el que es purificado por un ángel, quedará mejor<br />

purificado que si lo es por un hombre, cualquiera que sea su conciencia. En ese caso, ¿por<br />

qué os parece mal que se os diga: "Si es el hombre quien purifica cuando es<br />

manifiestamente bueno, y si es malo ocultamente, como no tiene la conciencia del que<br />

bautiza dignamente, no es él sino Dios o el ángel quien purifica, reciben más santamente<br />

el bautismo los que son bautizados por los malos ocultos que los que lo son por los buenos<br />

manifiestos?" Si esta conclusión os desagrada, porque en realidad debe desagradar a<br />

todos, suprimid el principio de donde nace, corregid aquello a que está vinculada; que no<br />

precedan aquellas premisas y no se seguirá esta conclusión.<br />

La doctrina católica: los sacramentos, actos de Cristo<br />

XLIX. 59. No digáis pues: "Se ha de tener en cuenta la conciencia del que bautiza<br />

santamente para que purifique la del que lo recibe"; de esa manera no se os dirá: "Cuando<br />

se desconoce la conciencia manchada del que lo da, ¿quién puede purificar la del que lo<br />

recibe?" Y cuando respondieseis: "O Dios o un ángel", ya que no podéis responder otra<br />

cosa, sálgaos al paso el motivo de vuestra confusión: "Reciben más santamente el<br />

bautismo los que son bautizados por malos ocultos, sea Dios sea un ángel quien purifica,<br />

que los que son bautizados por los buenos manifiestos, que no se pueden comparar con<br />

Dios o con los ángeles".<br />

Decid, pues, lo que dice la verdad y la Iglesia católica: No sólo cuando el ministro del<br />

bautismo es malo, sino también cuando es santo y bueno: nunca hay que poner la<br />

esperanza en el hombre, sino en aquel que purifica al impío, en quien a los creyentes para<br />

los que creen en la fe se cuenta como justicia.<br />

En verdad, cuando nosotros decimos: "Es Cristo el que bautiza", no lo afirmamos del<br />

ministerio visible, como piensa o quiere Petiliano que se piense que decimos nosotros, sino<br />

de la gracia oculta, de la potencia oculta en el Espíritu Santo, como dijo de él Juan<br />

Bautista: Ese es el que bautiza en el Espíritu Santo 60 . Y no ha cesado ya de bautizar,<br />

como afirma Petiliano, sino que continúa realizándolo, no por ministerio corporal, sino<br />

mediante su majestad invisible.<br />

Al decir nosotros: "Él es el que bautiza", no queremos decir: "Él es el que sujeta e<br />

introduce en el agua el cuerpo de los creyentes", sino: "Él purifica invisiblemente", y esto<br />

atañe a toda la Iglesia. Ni se puede dejar de creer al apóstol Pablo, que dijo de él:<br />

Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo<br />

por ella, para santificarla, purificándola mediante el baño del agua, en virtud de la palabra<br />

61 . He aquí cómo es Cristo el que santifica; he aquí cómo es el mismo Cristo el que lava, el<br />

que purifica con el mismo lavado del agua en la palabra, donde parece que obran<br />

corporalmente los ministros.<br />

Por consiguiente, que nadie se arrogue lo que es de Dios. Así es bien segura la esperanza<br />

de los hombres, cuando se apoya en el que no puede engañar, porque maldito quien pone<br />

su esperanza en el hombre 62 , y dichoso el hombre aquel que pone su esperanza en el<br />

Señor Dios 63 . Porque el dispensador fiel recibirá como recompensa la vida eterna, en<br />

cambio el dispensador infiel, cuando distribuye a sus consiervos los alimentos de su señor,<br />

en modo alguno puede trastocar en inútiles esos alimentos por su infidelidad, razón por la<br />

que se dijo: Observad todo lo que os digan; pero no imitéis su conducta 64 . Esto es<br />

precisamente lo mandado contra los malos administradores: recibid de sus manos los<br />

dones de Dios, evitad su mala conducta no asemejándoos a ellos.<br />

Petiliano ni tocó las otras objeciones de Agustín<br />

L. 60. Si es claro que Petiliano no ha respondido a estas primeras palabras de mi carta, y<br />

cuando intentó responder demostró más bien que no pudo responder, ¿qué diré de

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