09.05.2013 Views

SAN AGUSTIN. OBRAS

SAN AGUSTIN. OBRAS

SAN AGUSTIN. OBRAS

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

por su siervo a aquellos hombres, por quienes no había entregado todavía a su Hijo.<br />

Aunque también este Razías tiene algo de provecho para los que lo leen, no sólo para que<br />

se ejercite la mente juzgando rectamente lo que lee, sino también para que el espíritu<br />

humano y aun el espíritu cristiano perciba cuántas fatigas hay que soportar de parte de los<br />

enemigos con el ardor de la caridad, si él sufrió tanto de sus propias manos por temor a la<br />

humillación. Pero el ardor de la caridad desciende de las alturas de la gracia divina,<br />

mientras el temor de la humillación procede del deseo de alabanza humana; y así, aquél<br />

lucha por medio de la paciencia, y éste peca por no saber sufrir.<br />

Por consiguiente, cuanto leemos en las Escrituras que realizaron hombres alabados incluso<br />

por el testimonio de Dios, no debemos aprobarlo y darles sin más nuestro asentimiento,<br />

sino discernirlo con la oportuna ponderación, no utilizando ciertamente el criterio de<br />

nuestra autoridad, sino el de las divinas y santas Escrituras; éstas no nos permiten imitar<br />

o alabar todos los hechos de aquellos hombres a quienes se tributa allí un laudable e<br />

ilustre testimonio, si se dan algunos que no fueron realizados conforme a justicia o que no<br />

encajan ya en estos tiempos. Pero sobre aquellas actitudes que entonces fueron correctas<br />

y ahora ya no lo son, ¿qué necesidad hay de discutir algo en esta cuestión, si esta acción<br />

de que se trata, es decir, que alguien se dé la muerte a sí mismo, sobre todo al que se le<br />

concede o más bien el que se ve forzado a vivir, está entre aquellos hechos que no podían<br />

nunca ser rectos ni lo pudieron ser según hemos demostrado ya suficientemente?<br />

39. Por consiguiente, como quiera que consideréis la vida alabada de este Razías, su<br />

muerte no implica una sabiduría digna de alabanza, ya que no va acompañada de una<br />

paciencia digna de los siervos de Dios; y más bien le conviene aquella voz de la Sabiduría,<br />

que no es de alabanza, sino de reproche: ¡Ay de los que perdieron la paciencia! 85 En<br />

efecto, si creéis que hay que imitar todos los hechos de personajes alabados, ¿es acaso<br />

mejor ese Razías que David? Entonces, ¿por qué ninguno que sea bueno se propone como<br />

objeto de imitación el haber apetecido la esposa ajena y haber dado muerte a su esposo,<br />

antes bien lo mira como algo de que hay que guardarse y evitarlo 86 ? ¿Es acaso Razías<br />

mejor que Salomón? ¿Acaso os parece bien que pongamos como ejemplo de imitación su<br />

pasión por las mujeres, cuyas seducciones le llevaron hasta la construcción de templos a<br />

los ídolos? ¿Es mejor Razías que el apóstol Pedro, que cuando dijo: Tú eres Cristo, el Hijo<br />

de Dios vivo 87 , el Señor le proclamó tan bienaventurado, que mereció recibir las llaves del<br />

reino de los cielos? Sin embargo, no se le juzga digno de imitación en el momento en que,<br />

reprendido inmediatamente después, escuchó aquello: Retírate de mí, Satanás; no sientes<br />

las cosas de Dios, sino las de los hombres 88 .<br />

Pasaré por alto las cosas que con voz bien clara condenó la santa Escritura de la Iglesia, y<br />

mencionaré las que allí están solamente narradas y consignadas, y sobre las que no se ha<br />

dado sentencia ni de alabanza ni de vituperio, sino que han quedado como remitidas a<br />

nuestro juicio. ¿Acaso es mejor Razías que Noé? Y, sin embargo, ¿qué varón sobrio le<br />

alabará de haberse acostado ebrio 89 ? ¿Acaso es mejor Razías que el patriarca Judas? ¿<br />

Quién, sin embargo, aprobará a éste, a quién parecerá bien, a quién no ofenderá<br />

justamente su fornicación, no aquella en que se unió con su nuera porque ignoraba que lo<br />

fuera, sino otra, con una mujer que consideró una meretriz 90 ? ¿Es mejor Razías que<br />

Sansón? Atreveos a decir, si podéis, que aquel grande y divino secreto de poder que tuvo<br />

en su cabellera debía descubrirlo a los halagos de una mujerzuela 91 . Pues el haberse dado<br />

muerte a sí mismo junto con sus enemigos, cuando derribó la casa sobre sí y sobre ellos,<br />

muerte que había de soportar luego de ellos, quiso que le fuera común con ellos porque no<br />

podía evadirse. Ciertamente no lo hizo por su propia iniciativa; antes bien, hay que<br />

atribuirlo al espíritu de Dios, que se sirvió de él para que hiciese, cuando le asistía, lo que<br />

no podía hacer cuando no le asistía 92 . Lo mismo se diga de la voluntad de Abrahán de<br />

inmolar a su hijo: fue un acto de obediencia, por haberlo mandado Dios, lo que si no lo<br />

hubiera mandado no sería sino un acto de locura 93 .<br />

40. Enseñado por estas santas Letras, el bienaventurado Cipriano dijo en su declaración<br />

que la disciplina impedía que alguien se entregara. Notad el mal tan grande que hacéis<br />

cuando queréis daros muerte a vosotros mismos, que os saldríais de la disciplina incluso si<br />

quisierais entregaros a otros que quisieran datos muerte. Aquel a quien llamáis Salvador<br />

ordenó la huida, huida que permite el perseguidor: ¿qué norma seguís sino vuestro furor<br />

para perecer en vuestras hogueras? ¿Y aún te atreves a decir: "No es acaso una<br />

persecución esto que forzó a la muerte a tantos miles de inocentes?" Demostrad cómo sois<br />

inocentes vosotros que dividís a Cristo y os dais muerte. Demostrad cómo sois

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!