09.05.2013 Views

SAN AGUSTIN. OBRAS

SAN AGUSTIN. OBRAS

SAN AGUSTIN. OBRAS

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

condenado en el juicio de Milciades, ya que lo tenían por tan importante, gritaron bien alto<br />

que había que distinguirlo de Donato de Casas Negras, porque no había sido Donato de<br />

Cartago el enviado contra Ceciliano al juicio episcopal de Milciades; tan crasa era la noche<br />

que albergaban en su espíritu, que no querían quedara deshonrado Donato con la<br />

semejanza de su nombre y pretendían que fuera manchado Milciades con la de un nombre<br />

extranjero.<br />

Ahora bien, se dice que añaden al de Estratón el nombre de Casiano, cosa que callaron en<br />

la conferencia, como si sólo Estratón hubiera podido tener un sinónimo y no lo hubiera<br />

podido tener Casiano, y obcecados en su noche interna, no pudieron fijarse en que había<br />

dos Juanes, uno el Bautista y otro el Evangelista, así como también dos Simones, uno<br />

Pedro y otro el Mago , y finalmente en el número tan reducido de los apóstoles, no sólo<br />

dos Santiagos, uno el de Alfeo y otro el de Zebedeo, sino también dos Judas, santo el uno<br />

y diablo el otro; y si alguien tan ciego de espíritu acusase al santo apóstol Judas del<br />

pecado de Judas el traidor, no haría sino imitarlos a ellos.<br />

Nada tiene de sorprendente que la memoria de Milciades, después de tanto tiempo, tenga<br />

que soportar a semejantes calumniadores a propósito de dos Casianos o de dos<br />

Estratones, lo mismo que la verdad evangélica tiene que soportar a otros semejantes<br />

sobre dos Herodes. Pues como no se ha dicho expresamente qué Herodes es el que murió<br />

tras la matanza de los niños sacrificados en lugar de Cristo, y qué Herodes persiguió al<br />

Señor junto con Pilato, esos calumniadores, juzgando que es el mismo, acusan de falsedad<br />

al Evangelio, al igual que aquéllos, juzgando que había un solo Estratón o Casiano, le<br />

tildan a Milciades de traditor. Y, sin embargo, es más tolerable el error de aquéllos, ya que<br />

concuerdan el nombre y la dignidad de los aludidos, pues uno y otro son llamados el rey<br />

Herodes; éstos, en cambio, han falsificado la concordancia de la dignidad, ya que no<br />

pudieron leer en modo alguno que ambos hubieran sido diáconos.<br />

Autenticidad del concilio de Cirta<br />

XIV. 18. Era aún de día cuando pretendieron demostrar que no había existido el concilio<br />

de Cirta -si se puede llamar concilio aquel en que apenas se reunieron once o doce<br />

obispos-, donde leímos que hubo algunos traditores, que con Segundo de Tígisi<br />

condenaron a Ceciliano. Para demostrar aquella falsedad dijeron que era imposible que en<br />

tiempo de persecución se reunieran en alguna casa esos doce obispos. Y para demostrar<br />

que era época de persecución, presentaron las actas de los mártires, a fin de que,<br />

compulsando los tiempos y los cónsules, quedara claro de qué tiempo se trataba.<br />

Quedaron convictos de que esas actas de mártires testificaban contra ellos; en efecto, en<br />

ellas quedó bien de manifiesto que en la persecución de ese tiempo tenían los fieles<br />

cristianos la costumbre de reunirse. De ahí se sigue la posibilidad de que aquellos obispos<br />

se reunieran en alguna casa, a fin de poder ordenar ocultamente algún obispo para el<br />

pueblo que, como confirman las actas de los mártires, se podía reunir incluso en tiempo de<br />

persecución; ese obispo podría también ordenar para sí ocultamente clérigos por la<br />

necesidad tan grande en que se encontraba el obispo anterior, venido a menos con su<br />

clero, según el testimonio de la carta del mismo Segundo que ellos habían alegado.<br />

Las actas de los mártires que los donatistas presentaban nos indujeron a mirar otras, y<br />

descubrimos, y lo publicamos, que en el hervor de la persecución se concedió para la<br />

reunión de los cristianos hasta una casa privada -cosa que ellos daban por imposible-, y<br />

que en la misma cárcel fueron bautizados mártires; por ello podían ver que no era tan<br />

increíble que en tiempo de persecución se reunieran unos pocos obispos en una casa<br />

privada, si llegaban a celebrarse los sacramentos de Cristo incluso en la misma cárcel en<br />

que se encontraban encerrados los cristianos por la fe de Cristo. ¿Quién, si no alberga en<br />

su espíritu una noche como la que tenían estos ciegos, quién no verá lo que nos han<br />

ayudado presentando las actas de los mártires?<br />

Cuestión de fechas<br />

XV. 19. Ellos osaron también objetar a las mismas actas de Cirta, porque en ellas se leían<br />

la fecha y los cónsules, y nos exigían que presentásemos algunos concilios eclesiásticos en<br />

que constara la fecha y los cónsules. Mencionaban ellos el texto del concilio de Cartago,<br />

que no aportaba ni fecha ni cónsules. Decían que ni siquiera el concilio celebrado por<br />

Cipriano menciona los cónsules, aunque sí tiene fecha; en cambio, el de Cartago ni día<br />

siquiera. Mas nosotros, como teníamos en la mano el concilio romano de Milciades, lo

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!